El gato tiene 9 vidas, pero también 11 virtudes…
Por eso deberías seguir el ejemplo de tu gato
“En el fondo, a todos nos mueven las mismas urgencias. Los gatos tienen el valor de vivir sin preocuparse por ello” Jim Davis
Sin darte cuenta, tienes un maestro pensador en tu casa o en la de tu vecino. Este animalito peludo de cuatro patas encarna muchos de los valores de los que carecen muchos de nuestros contemporáneos. El gato, como debe llamarse, tiene cualidades que encarna en cada momento. El gato, ya sea de salón o de callejón, no nos deja indiferentes. Lo que enseguida notamos en él es una sutil mezcla de libertad, dignidad, elegancia, sutileza, carisma, orgullo -aunque a veces teñido de desprecio o indiferencia hacia los demás-, discreción, calma, nobleza, seducción, tenacidad, audacia, independencia u honestidad radical. He aquí cómo el gato puede inspirarnos para desarrollar cada una de estas cualidades:
1- Ser libre como un gato
Tanto si el gato vive sin ataduras físicas en la calle como si está confinado en un piso, nunca dejará de transmitir la idea de libertad. Respira libertad, no importa las circunstancias, si tiene hambre o sed, siempre nos da la impresión de que puede llevar su vida como quiera. El gato es libre, empezando por la libertad de hacer lo que le plazca. Tienen un innegable seguimiento de culto por su propio bienestar y por ello aspiran a ser libres a toda costa. La libertad del gato adopta muchas formas, la primera es que no pertenece realmente a su amo. Aunque es un animal domesticado, el gato no se ha dejado domesticar del todo. Bajo tu techo, vivirá a su antojo de tal manera que será más un compañero de piso o un miembro de tu familia que un animal a tu cargo. El gato es libre incluso si sus movimientos están restringidos (si vive en un piso, por ejemplo) e incluso si depende de otra persona para vivir.
La lección del gato: Así, el gato nos enseña que la libertad es siempre una elección a pesar de las circunstancias. El que quiere es libre.
2- El gato es digno
El rasgo distintivo del gato es su aspecto casi principesco. Ya sea que vivan de las sobras que encuentran en la basura o de los exquisitos platos preparados por un ama devota, los gatos siempre nos darán la impresión de que tienen el control, de que no tienen nada de qué quejarse. Si tiene el estómago vacío, no vendrá corriendo hacia ti para abrir una lata de comida. Por el contrario, le hará saber sutilmente que puede tener hambre y usted se apresurará sin darse cuenta a servir a su mascota, que se ha convertido en un invitado de honor. El gato siempre es un invitado. Como siempre marca una cierta distancia, nunca te sientes dueño de ella. Esta distancia crea respeto e incluso admiración. Como el gato se respeta a sí mismo en primer lugar y tiene en cuenta sus propios intereses, genera una especie de aura a su alrededor que invita a las personas a mostrarle el mismo nivel de consideración.
La lección del gato: la autoestima genera autoestima.
3- El gato es elegante
Los gatos también nos fascinan por su aspecto, por su forma de sostenerse, por su pelaje que es casi como un traje de la realeza. Las poses que hacen y las miradas que lanzan imponen una forma de autoridad natural a todos los que se encuentran. La discreción en sus movimientos, la sprezzatura que muestra en cada momento no puede sino fascinarnos y hacernos olvidar que el gato es nada más y nada menos que una bola de pelo de unos cuantos kilos.
La lección del gato: la elegancia hay que trabajarla, combina autoestima y contención
4- La sutileza, prerrogativa del gato
Los gatos nunca corren con sus grandes pezuñas, ¡es todo lo contrario! Tienen cuatro patas con almohadillas, y quizá por eso dominan de forma natural el arte de la insinuación y la insinuación. Porque son dignos, como hemos visto, los gatos nunca se mostrarán necesitados. Preferirá fingir que está lleno antes que parecer hambriento. Sin embargo, si necesita enviarte un mensaje, te lo comunicará finamente para que el deseo provenga de ti y nunca de él.
La lección del gato: no seas transparente, sabe guardar para ti algunos de tus sentimientos y pensamientos más íntimos
5- El carisma del gato
El gato puede ser muy pequeño, pero siempre atrae miradas fascinadas, aunque a veces intrigadas. Tienen un magnetismo natural que se debe a las numerosas cualidades que poseen. El carisma es una consecuencia natural de todas estas cualidades. El carisma es sólo una emanación de cualidades profundas.
La lección del gato: no intentes ser carismático, intenta sólo cultivar cualidades nobles y tu carisma será la consecuencia natural.
6- Orgulloso como un gato
La palabra “orgulloso” viene del latín “ferus” que significa “salvaje” (entiéndase “animal salvaje”). Probablemente porque no ha sido totalmente domesticado, el gato se ha mantenido orgulloso a la manera de los demás felinos de los que es primo lejano. El gato es orgulloso, lo que significa etimológicamente que no se ajusta completamente a las normas sociales y que puede tanto romper con ellas como dejarse llevar por su naturaleza salvaje. Este orgullo le hace un poco formidable, lo que contribuye a su enigmático respeto.
La lección del gato: saber romper las reglas con sabiduría, seguir siendo tu propio dueño y estar dispuesto a vender cara tu piel para defenderte si es necesario
7- El gato es discreto y tranquilo
Si el gato ha logrado conquistar los hogares, es sobre todo porque ha sido capaz de mimetizarse y ocupar un espacio sin que se note. El gato se mueve tranquilamente, come en silencio y pasa la mayor parte del tiempo durmiendo. En resumen, el gato es una especie de ninja doméstico que piensa en dormir más que en entrenar.
La lección del gato: para ser aceptado, hay que saber ser discreto y no molestar haciendo mucho ruido
8- La nobleza del gato
El gato es un pequeño rey peludo de cuatro patas. Su nobleza también se deriva de las otras cualidades mencionadas anteriormente. A esto hay que añadir la audacia, es decir, el valor, una virtud esencial y cardinal que también posee.
La lección del gato: ser noble significa cultivar la virtud, es decir, las cualidades del corazón, la primera de las cuales es el valor (“valor” viene de la palabra corazón)
9- El gato es obviamente seductor
Al ser tan pequeño, el gato ha tenido que compensar esta desventaja mostrándose más refinado y astuto que otros animales. La seducción es la marca de una inteligencia social de la que el gato está dotado por naturaleza. La seducción consiste en encantar sin ser explícito, en provocar el deseo permaneciendo esquivo y evasivo. También significa conseguir que otros hagan cosas sin recurrir a la violencia. El gato sabe exactamente cómo hacerlo.
La lección del gato: aprende a defenderte no con la fuerza bruta sino con la inteligencia
10- Tenacidad, audacia
El gato, aunque aparentemente enclenque, puede resultar un oponente formidable si lo enfureces. Sus estallidos de ira son escasos, pero no por ello dejan de ser memorables. Parece que aprendió artes marciales en una vida anterior, ya que su pequeño peso y su destreza frente a un perro de, por ejemplo, diez veces su peso, pueden recordarnos las contorsiones de Bruce Lee cuando se enfrentaba al gigante Jabbar.
La lección del gato: si tienes que elegir entre ser grande pero fofo y pequeño pero combativo o incluso tenaz, no lo dudes, haz como el gato, ¡elige ser pequeño pero audaz!
11- Honestidad radical
Los gatos no fingen, cuando no les gusta algo pierden el interés y no intentan complacerte. Sitúa la sinceridad por encima de todas las convenciones sociales.
La lección del gato: ser honesto aunque suponga un disgusto