La productividad suele equipararse a una acumulación de tareas por completar. Esta lista, a menudo interminable, puede parecer insuperable y sobre todo insatisfactoria, aunque esté completa. La productividad consiste tanto en no hacer como en hacer. Es una cuestión de discernimiento y claridad. La decisión de no hacer ciertas cosas es tan importante como la de hacer otras.
La importancia de tener una lista de cosas que NO hay que hacer
Para liberar tiempo, concentración y energía, hay que tomar la decisión consciente de no hacer ciertas cosas. Tener una lista de cosas por hacer es bueno, pero tener una lista de cosas por no hacer también lo es. Ser consciente de las cosas que no vas a hacer te permite desarrollar el hábito de la claridad. Es como cuando ordenas tu casa. Si limpias tu escritorio de desorden, podrás centrarte en lo esencial. Sin este hábito de limpieza, te resultará difícil no distraerte y te dispersarás demasiado, lo que te llevará a malgastar tu energía en cosas sin importancia.
¿Cómo se crea una lista de cosas que no hay que hacer?
Haz una lista de todas las cosas que no están relacionadas con tus objetivos a largo plazo.
Entre estas cosas :
Enumere todas las cosas que le causan dolor, tristeza, resentimiento, ira o vergüenza. Ordena las actividades que te causan más emociones negativas.
Clasifique las actividades por su coste diario en tiempo, energía y concentración.
Empieza por eliminar las actividades que te consumen más recursos mentales y de tiempo y las que te generan más emociones negativas. Si no puedes eliminarlas, intenta reducir estas actividades gradualmente o evita contextos que te expongan a ellas.
Crea esta lista con una herramienta sencilla
Te recomiendo que utilices la herramienta gratuita de Google llamada “Keep”. Existe como aplicación o en una página web. Lo bueno es que simplemente te permite crear listas de tareas o una lista de ideas a las que puedes acceder en cualquier momento. Su formato es minimalista, lo que la hace muy eficaz para evitar distracciones innecesarias.
Crea el hábito deliberado de no hacer nada cada día
Siempre estamos ocupados, aunque sea para ser improductivos. No hacer nada (es decir, limitarse a pensar) es una habilidad que no todo el mundo comparte. O se mira el teléfono, o se llama a alguien, o se lee, o se hace otra cosa. Por eso es necesario aprender a pensar, nada más. Esto te ayudará a preservar tus recursos cognitivos y facilitará el estado de trabajo profundo.