Es más fácil elegir un camino que ha sido trazado por la familia. Además de contar con la ventaja de un buen asesoramiento y una posible red en la que apoyarse, a menudo se tiene una cultura profesional por el simple hecho de haber crecido en un entorno que evoca frecuentemente estas ideas. Por eso suele ser más fácil ser médico si se es hijo de un médico, o por eso es más fácil hacerse cargo de la empresa familiar que empezar una nueva desde cero.
¿Debe uno elegir seguir el camino de sus mayores o encontrar el suyo propio? ¿No es demasiado peligroso ir por libre cuando no se tiene realmente ventaja sobre los demás?
Es más gratificante tener éxito cuando tú eres la fuente de tu éxito. Sin embargo, experimentar con diferentes caminos durante demasiado tiempo puede ser arriesgado. Puedes tener éxito, pero también puedes no tenerlo.
¿Qué es mejor? ¿Tener el remordimiento de no haber elegido tu camino por cierto conformismo o determinismo familiar, o no haber triunfado realmente aunque hayas tenido la audacia de lanzarte?
La respuesta es difícil. Ambas situaciones son desagradables a su manera. Si tuviera que decir algo, diría que está bien arriesgarse cuando se es más joven porque eso te da experiencia y te ayuda a abrir el horizonte de tus posibilidades. Cuanto mayor sea la edad, más me inclinaría a aconsejar una posición conservadora para consolidar lo conseguido y no poner en peligro lo que se ha construido hasta ese momento.
Querer encontrar el propio camino es muy noble, pero hay que poner todas las posibilidades de su lado teniendo en cuenta las posibles ventajas “injustas” que se tienen (cf. Soy responsable).
Cuanto más joven es uno, más puede embarcarse en caminos en los que no tiene ninguna ventaja particular. Sin embargo, cuanto más viejo te haces, más estratégico tienes que ser, en mi opinión, concentrándote en áreas de experiencia que has identificado y trabajado y en las que tienes un verdadero valor añadido en comparación con la competencia.