A veces la vida parece una lucha en la que cada día es una batalla que hay que ganar. Esta sensación de tener que luchar siempre puede ser desalentadora, ya que parece que nunca se puede descansar. La vida es un eterno reinicio. La vida “sin esfuerzo”, que los chinos llaman wuwei (ver artículo), es ideal porque basta con percibir la energía circundante y realizar una especie de judo mental que nos permita aprovecharla. También podría llamarse el arte de no resistirse. Al final, no es tanto la cantidad de tareas interminables que tenemos que hacer cada día lo que nos agota, sino el hecho de ir en contra de un ritmo ambiental que no podemos controlar.
Para crear una espiral positiva, es necesario iniciarla cuanto antes materializando “pequeñas victorias” que conducirán a otras.
La energía que nos arrastra se debe a menudo a nuestra autoestima.
Si amas lo que eres, este amor te llevará como el combustible de un vehículo. Para aumentar tu tanque de autoestima, tienes que hacer cosas de las que te sientas orgulloso, pero no tienen que ser espectaculares.
Conseguir pequeñas victorias
Las pequeñas victorias son como chispas en el fuego. Si adquieres el hábito de hacer la cama y ordenar tu escritorio, por ejemplo, habrás iniciado un impulso. El impulso que se crea se aprovecha en logros más importantes. Si estás trabajando en un gran proyecto, necesitas estas pequeñas satisfacciones para poner en marcha tu motor.
Trabajar en las grandes victorias
Como puedes ver, tu rutina diaria es similar al ciclo de un coche: tienes que pasar por varias etapas que consisten en arrancar el motor y cambiar gradualmente de marcha. Para abordar una tarea difícil, habrá tenido que pasar por varias etapas intermedias. Tienes que ser consciente de tu impulso. En definitiva, hay un ritmo diario y otro más global. Su ritmo general está determinado por la cantidad de trabajo que ha realizado en las semanas anteriores (su inercia). Hay una intensidad que corresponde a un determinado nivel de logro. Si quieres conseguir los mismos resultados que las personas que te inspiran, tendrás que adoptar su ritmo. Por ejemplo, si quieres ser jugador de baloncesto y tu ideal es Michael Jordan, tendrás que analizar detenidamente cuánto entrena, cómo descansa, qué programa adopta. Lo más probable es que tengas que adaptarlo a lo que eres, pero la cantidad de trabajo debería ser la misma. Una fórmula sencilla en física es: energía = potencia x tiempo.
La energía es, en definitiva, el resultado que se quiere conseguir. La potencia se refiere al esfuerzo que se realiza. Así, durante un periodo de tiempo determinado, tus resultados son la media de los esfuerzos que realizas.
El poder del deber
Cuando se tiene un objetivo, cualquiera que sea, es importante asociarlo con la idea del deber. ¿Qué significa esto? Que lo veas como un trabajo, como una obligación, que al final no tienes elección. Implica que no hay lugar para la duda en la ejecución. Esto es importante porque cuando la duda se cuela en tu mente, pasas más tiempo pensando que en otra cosa. Cuando no queda ninguna alternativa, pasamos directamente a la ejecución. Por supuesto, esto puede significar permitirse momentos ocasionales de reflexión. Sin embargo, una vez que se ha asumido un compromiso, es mejor no interferir con él dejándolo para más tarde.
Cuando te comprometes a hacer algo, te da un marco, una pauta de la que es más difícil desviarse.
Dejar que los malentendidos se asienten y responder mejor
A menudo nos sentimos obligados a reaccionar ante la más mínima frustración o problema. Esta actitud, aunque aparentemente proactiva y honorable, puede no ser la más sabia ni la más eficaz. El tiempo es un aliado que viene en ayuda de las “almas buenas”. Si cree que puede esperar, siempre es mejor hacerlo, sobre todo si se trata de una decisión importante. Piensa en cada situación como si se tratara de agua turbia en movimiento. Si sabes esperar, el barro se asentará y podrás decidir con más claridad.
Evitar la caja de Pandora
Al igual que existe una espiral positiva, también hay espirales negativas. Se producen cuando se toma una mala decisión que lleva a otra como un efecto dominó. Tienes que identificar lo más posible lo que podría iniciar este mal ciclo. A veces puede ser algo tan pequeño como esa taza extra de café que no necesitas y que, sin embargo, te hará estar irritable el resto del día y te impedirá dormir. Los detalles son importantes. Puedes aprender de tus propias experiencias pasadas de malos ciclos, pero también puedes aprender de la sabiduría de otros.
Limitar el número de decisiones diarias
Todas estas recomendaciones son útiles porque te darán automatismos que limitarán tu toma de decisiones diaria. Cuantas más decisiones tomes, por insignificantes que sean, más difícil será tomar buenas decisiones. Nuestra voluntad y nuestra capacidad de decisión son como un embalse. Esto es limitado en la vida cotidiana. Cuanto más se recurra a esta reserva, más difícil será tomar decisiones importantes. Este embalse es un capital que hay que proteger a diario.
He aquí un resumen de las cosas que puede hacer para protegerla:
- Crear una espiral positiva realizando pequeñas tareas beneficiosas
- Centrarse en el trabajo importante sin desviarse cada día
- Mantener la intensidad en el trabajo para tener impulso
- Comprometerse con la tarea para que no haya lugar a dudas
- No se apresure a tomar decisiones, deje que se asienten: muchos problemas se resuelven solos
- Evite las trampas no iniciando una espiral de negatividad
- Limitar el número de decisiones que se toman cada día