Media hora de meditación es esencial, excepto cuando estás muy ocupado. Entonces una hora es necesaria. François de Sale
François de Sales, nacido el 21 de agosto de 1567 en el castillo de Sales cerca de Thorens-Glières en Saboya y muerto el 28 de diciembre de 1622 en Lyon, era un sacerdote católico saboyano. Nombrado obispo de Ginebra, nunca pudo tomar posesión de su sede, que se convirtió en la “Roma de los calvinistas”, y permaneció en la residencia de Annecy. Proclamado santo y doctor de la Iglesia, es conmemorado litúrgicamente el 24 de enero.
En el sentido occidental del término, la meditación significa “Reflexión que profundiza un tema, madura un proyecto”. Es en este sentido que debe ser entendido de la boca de Francisco de Sales, ya que la concepción oriental de la palabra meditación llegó sólo tarde a Occidente. Sin embargo, esta cita puede analizarse abarcando ambas concepciones.
La reflexión precede a la acción, e incluso podría argumentarse que una idea clara vale más que 10 acciones confusas. Los problemas o incluso el caos es quizás lo que caracteriza nuestras vidas cuando no nos hemos tomado el tiempo de dar un paso atrás. Meditar es hacer un balance de la propia existencia y de los propios planes. Está creando un espacio y un respiro donde uno estaría tentado de llenarlo de ruido y agitación. Siempre deseamos ser activos a expensas de una cierta eficiencia. Sin el pensamiento, una acción es sólo una caricatura de sí misma. Hay que darle profundidad. Para ello, la reflexión nos permite hacer las cosas conscientemente, de modo que la acción se vuelve inteligente o incluso iluminada.
La meditación en su sentido oriental es una especie de lavado diario para aclarar nuestra mente para que funcione mejor y no se vea afectada por la enfermedad. La meditación es como cepillarse los dientes, es un hábito higiénico para uno mismo y para los demás. Cuanto más clara sea nuestra mente, mejores serán nuestras elecciones y mejor será nuestra relación con los demás.