The No-Frills Meditation Book, una guía científica sobre el poder de la meditación, por Steven Laureys
Los méritos de la meditación son muchos. Reactiva nuestro cerebro, reduce el estrés y, en definitiva, nos hace más felices.
Gran parte de nuestra actividad cerebral actual es heredada de nuestros lejanos antepasados, que luchaban a diario por sobrevivir. Aunque las cosas han cambiado mucho hoy en día, seguimos condicionados principalmente por pensamientos preocupantes que nos protegen de posibles peligros.
El cerebro consume de media una cuarta parte de nuestros recursos energéticos. Esto se debe a que nuestras neuronas se estimulan constantemente. También tenemos la capacidad de estimular áreas de nuestro cerebro a partir de las actividades que producimos. Esto se llama neuroplasticidad. Esto permite compensar las zonas del cerebro poco desarrolladas (por ejemplo, lo que corresponde a la visión en una persona ciega) mediante la estimulación de otras partes (estimulación del olfato o del tacto). Las zonas excesivamente desarrolladas suelen favorecer el desarrollo de las habilidades (por ejemplo, la destreza de las manos de un pianista). Sin embargo, puede inducir ciclos de negatividad si estas zonas corresponden a elementos indeseables (por ejemplo, la depresión que se repite porque corresponde a una zona del cerebro estimulada).
La meditación adopta muchas formas según se practique en diferentes zonas geográficas. Puede consistir en la repetición de mantras (India), la contemplación (Europa) o un ejercicio físico destinado a equilibrar la energía vital (China). Lo que estas prácticas tienen en común es la disciplina mental que inducen.
Hay una forma sencilla de deshacerse de nuestros pensamientos distractores. Se trata de la meditación sentada, que puede adoptar muchas formas. Una de ellas es cerrar los ojos y concentrarse en un objeto o en la respiración. Haciendo esto, por supuesto, no conseguirás extinguir los cientos de pensamientos que vienen a tu mente. Sin embargo, cuanto más repitas esta acción, más podrás ahuyentar esos pensamientos que te distraen para poder “pensar en nada”. Se trata de una habilidad esencial cuando se desea concentrarse plenamente en otra cosa y entrar en un estado de trabajo profundo o de concentración total.
La meditación tiene el poder de desarrollar sus capacidades cognitivas y mejorar la presencia de la materia gris y blanca. Esto es lo que demostró el experimento del autor al estudiar el cerebro del monje budista Matthieu Ricard.
La capacidad de hacer una cosa a la vez y de hacerla en un estado de plena conciencia es una de las razones de la felicidad. Las personas que carecen de capacidad de concentración y se distraen constantemente suelen tener dificultades para experimentar el bienestar. Por lo tanto, la felicidad se reduce a ser capaz de pensar sin distracciones.
Hay otras formas de vivir plenamente el momento presente. Una forma de hacerlo es concentrarse en los sentidos al probar o experimentar algo. Imagina que estás bebiendo un delicioso té de hierbas. Concéntrese en cómo se siente un sorbo del líquido en su paladar, cómo huele en sus fosas nasales o cómo las hojas se arremolinan en el agua hirviendo. Puedes repetir este ejercicio con todas las actividades cotidianas en la realidad. Cuanto más consciente seas de lo que haces y de cómo te hace sentir, más podrás estar presente. E incluso si se trata de hacer una tarea que parece aburrida al principio, como escribir en un teclado porque tu trabajo lo requiere. Puedes decidir ser más consciente de las teclas y de tus dedos deslizándose sobre la textura del teclado. Incluso puedes ralentizar tu ritmo durante unos instantes para ser más consciente de cada detalle de la experiencia. Si eres capaz de realizar una tarea más lentamente, tienes la oportunidad de ser más consciente en cualquier momento.
Otra técnica consiste en tumbarse en la cama o en el suelo con las piernas ligeramente separadas y las palmas de las manos mirando al cielo. Tu objetivo es simplemente prestar atención a cada parte de tu cuerpo y a tu respiración. Vas a inspeccionar cada miembro para ver cómo se siente. De este modo, desarrollarás tu atención plena y podrás utilizarla en otros momentos del día.
El poder del momento presente
Una guía para el despertar espiritual, de Eckhart Tolle
El presente es el único momento que posees. Lamentar el pasado o temer el futuro no te traerá ninguna alegría. El pasado es el presente que ha pasado, el futuro es el presente que viene. Esencialmente, tu vida está en el presente, por lo que no es prudente vivir en momentos que no existen. El presente es el único momento en el que puedes experimentar la alegría, pero si huyes de él nunca experimentarás la serenidad ni la paz.
El dolor no es más que una resistencia interna creada por uno mismo a cosas externas que no puedes cambiar. Sientes dolor cuando no estás satisfecho con la forma en que están las cosas y te sientes incapaz de cambiarlas. Esto es especialmente perjudicial cuando se piensa en el pasado o en el futuro. Por definición, no se puede cambiar lo que ya ha ocurrido y lo que aún no ha ocurrido. Por lo tanto, es mucho más eficaz centrarse en el presente si se quiere eliminar la sensación de dolor.
El ego es una de las principales causas de tu sufrimiento. Sin que te des cuenta, el apego a tu ego te hace menos flexible y puede hacer que reacciones bruscamente ante la gente. Tu ego es la representación que tienes de ti mismo. Cuando se actúa se tiende a seguir un patrón que nos dicta nuestro ego. Como la vida es más compleja de lo que nuestro ego nos anima a hacer, podemos desarrollar malas tendencias que nos empujan hacia más infelicidad o dolor, simplemente para satisfacer nuestro ego. Saber desprenderse del ego es uno de los caminos hacia la felicidad.
Es en tu mente donde residen las principales causas del sufrimiento. Una forma sencilla de recuperar la serenidad es dejar de dar demasiada importancia a nuestras ideas y, en cambio, centrar nuestra atención en nuestro cuerpo y nuestras sensaciones. El Buda alcanzó la iluminación sólo después de dejar su ascetismo, que representaba una negación del cuerpo. Sólo cuando decidió hacerse uno con su cuerpo logró encontrar la iluminación. El cuerpo es nuestro templo, no debemos descuidarlo.
Una forma sencilla de distanciarse de los pensamientos es tomar conciencia de ellos. Puedes simplemente observarlos o hacerte la siguiente pregunta: “¿Cuál será mi próximo pensamiento? Al preguntarte esto, llegas a no identificarte con tus pensamientos, sino que empiezas a verlos como algo que no eres. Tus pensamientos vienen, tienes que aceptarlos sin darles demasiada importancia. Otro enfoque es prestar atención a tu cuerpo y tratar de darle importancia de tal manera que no esté totalmente sometido a tus pensamientos. Si tienes hambre pero te sientes culpable de comer algo porque estás en medio del trabajo, no siempre es bueno reprimir este sentimiento porque también hay sabiduría en el cuerpo.
Otro consejo igualmente eficaz es considerarse en un estado de alerta constante. Imagina que algo importante puede ocurrir en cualquier momento. Al pensar de esta manera, debes estar completamente inmerso en el momento presente. Toda tu atención y tus sentidos están centrados en reaccionar a la materialización de este evento.
Vivir el momento no erradicará todo el dolor de tu vida, pero eliminará gran parte de él. Además, no significa vivir de forma pasiva, al contrario, te aporta claridad y calma que puedes utilizar para resolver los problemas que se te presentan.