Elige tu entorno, elige quién eres
Somos el entorno en el que vivimos. ¿Has visto un pez payaso o 2000 metros de profundidad? No existe tal cosa. Un pez payaso, para estar en su mejor momento, tiene que vivir en aguas cálidas llenas de corales y anémonas de mar. Su belleza es posible gracias a su entorno.
Elección del entorno
No podemos elegir dónde nacemos, pero sí podemos elegir algunos de los elementos que conforman nuestra vida. Estas opciones se suman para marcar una diferencia significativa a largo plazo. Imagina que siempre tienes la posibilidad de injertarte en algún sitio como una rama se injerta en un árbol. Por supuesto, el injerto no siempre sale bien, pero siempre puedes intentar injertarte en entornos diferentes al tuyo para ver qué puede cambiar en tu vida.
Aprender a desensibilizarse
Para cambiar, hay que aprender a dejar de lado ciertos hábitos. Cuando lo haces, tu cerebro comienza un proceso de desensibilización para poder injertar algo nuevo.
No tengas miedo de bajarte
Para ir a la aventura, no hay que tener miedo de descender a abismos que aparentemente te alejan de tu objetivo inicial. En cierto modo hay que tener paciencia. Para escalar una montaña, hay que estar dispuesto a bajar en algunas situaciones y luego volver a subir. El camino más corto hacia la cima de una montaña suele tener forma de diente de sierra.
Cómo afrontar los contratiempos
Si no consigues el resultado que esperabas, es normal que te rindas durante un tiempo. Es normal, es sólo una mala racha, tiempo de digerir las lecciones y empezar de nuevo.
Cambio constante
Para progresar, hay que acostumbrarse a experimentar un cambio constante. Sólo al final de una serie de involuciones se puede manifestar una verdadera evolución.
Sé tu propia niñera
En la edad adulta, aunque los lazos con nuestra familia sean fuertes, no es raro sentirse solo. Por eso es más que imprescindible cuidarse, pues de lo contrario no hay garantía de que alguien venga realmente a rescatarte. Sé tu propia niñera. No te sientas culpable por hacerlo. Sólo tú te conoces tan bien. No es egoísta hacerlo, cultivando tu propia felicidad, podrás contagiarla más fácilmente a los demás, como una vela comparte su llama con todas las velas que se atreven a acercarse a ella.
Controlar un parámetro a la vez
No se puede controlar todo. Querer ser perfectos nos roba el derecho a ser vulnerables. Si quieres ser feliz, no aspires a destacar en todos los ámbitos. Intenta controlar un parámetro de tu vida cada vez y opera de forma cíclica. Por ejemplo, puede decidir tener en mente la búsqueda de la armonía familiar una semana y otra semana intentar centrarse en el deporte que practica. De este modo, te asegurarás de estar equilibrado en tu vida, sin buscar la perfección en ningún momento.
Practicar la aceptación radical
Desperdiciamos mucha energía en no aceptar las cosas como son. Sin embargo, es paradójico que para cambiar las cosas, primero hay que aceptarlas. No es en la negación o el rechazo donde se logran los milagros. Tener una mirada clara nos da fuerza como el velero que utiliza el viento para navegar hacia adelante. No es actuando frontalmente como podemos transformar lo que nos rodea, debemos mostrar una aparente pasividad, que es la aceptación. La aceptación nos da la fuerza para cambiar lo que nos rodea.
Romper el ritmo
Si algo se bloquea en tu vida, aprende a romper el ritmo. Esto significa cambiar algo que puede parecer central. Romper el ritmo puede adoptar muchas formas. Puede ser un cambio de ubicación, una ruptura de varias semanas con personas perjudiciales o una nueva actividad que le ponga en contacto con nuevas personas.
Afile sus herramientas
Por falta de práctica, las cuchillas de nuestras herramientas pueden embotarse. Afilar nuestras herramientas nos permite estar alerta y disfrutar de lo que hacemos.
Aferrarse a sus sueños con uñas y dientes
Tienes sueños como todo el mundo. Lo que diferencia a dos personas suele ser la fuerza con la que se aferran a sus sueños. Si quieres seguir siendo feliz, guarda siempre un sueño en tu corazón que no dejarás que otros destruyan. No se lo cuentes a nadie, guárdatelo para ti.
Tengan miedo sólo del miedo
El miedo no suele ser un buen consejero. Si tienes que tomar una decisión, elige avanzar con valentía y escucha tu fuerza en lugar de tus miedos.
Nadar contra la corriente
Intenta ser rebelde e ir a contracorriente de vez en cuando para hacerte más fuerte. Sólo levantando pesas crecen los músculos. Es enfrentándose a los demás y yendo al frente como se llega a ser valiente. Trabaja y pon a prueba tu voluntad de vez en cuando para mantener tu mente aguda y recta. La comodidad atrofia tanto la voluntad como la integridad, así que ten cuidado con ella.
Revise sus fundamentos con frecuencia
Para progresar, necesitas una base sólida. Al tratar de ser el mejor, acabas buscando lo nuevo y descuidando lo básico. Hazlo lo mejor que puedas mientras repasas tus fundamentos. No tiene sentido conquistar Marte si no puedes poner comida en el plato de tus hijos.