Mientras estoy tumbado a la sombra de un firme plátano, escuchando el canto de los pájaros, me pregunto qué ocurre detrás de todo esto. Podría observar con los ojos de la Estética o de la Interrogación, vagando por las conexiones ocultas a los ojos humanos.
Desde hace mucho tiempo, estos dos procedimientos fueron tomados por muchos artistas y científicos que se ocupaban de las maravillas de la naturaleza y también de los desastres naturales. Quedaron asombrados por esta armonía y conexión que une diferentes partículas y que parece basarse en reglas muy delicadas que rigen la naturaleza.
Los artistas expresaron su asombro de diferentes formas, desde poemas hasta dibujos y música. Los científicos trataron de descubrir las reglas existentes y, siguiendo los patrones, han inventado cualquier cosa que facilite los aspectos vitales.
La perspectiva estética prefiere quedarse perpleja y alabar y ampliar este asombro, mientras que un investigador o un científico compara, escala y mide lo que es medible con la esperanza de resolver el rompecabezas y comprender las conexiones.
Finalmente, ¿qué llaves abrirían los misterios y podrían manifestarse entre las bambalinas de este teatro? Quizá ninguno de estos dos caminos. Para poder ver más allá de lo aparente, hay que desaprender las ideas, las etiquetas e incluso las emociones que guardamos de las formas aparentemente separadas.
Mirar con los ojos agudos de puro desconcierto y entusiasmo en presencia de una mente ávida de paz te da una nueva varita mágica que, sin nombrar, te conecta con el universo y muestra la milagrosa conexión de cada componente con otro y con el todo.