Aprender A Morir Cada Día

 La Desaparición De La Muerte De Nuestra Vida Cotidiana

La vida irrazonable comienza a partir del momento en que la muerte ha desaparecido totalmente de nuestra vida cotidiana, de tal manera que se convierte en una realidad alternativa, transformándose en un espejismo, un concepto vago y etéreo. Esta visión es errónea y, sin embargo, está mantenida masivamente por la cultura popular, que pretende ser al mismo tiempo juvenilista, hedonista y desconectada del tiempo real — biológico, deberíamos decir.

Los Peligros De Una Ilusión Colectiva

Vivir con la ilusión de que la muerte no existe es una apuesta arriesgada por varias razones. La primera es que se pierde la relación con la naturaleza, que tiene un principio, un medio y un fin. Se pierde entonces la verdadera relación entre cuerpo y espíritu. Si ignoras la muerte, piensas que el cuerpo no tiene finalmente importancia, o al menos lo consideras únicamente a través del prisma del deseo, del placer y de la satisfacción inmediata. La muerte es el fin del cuerpo, una perspectiva final y lógica de todo ser orgánico. Y en el espacio público, la muerte ha prácticamente desaparecido: todos los signos del declive o de la vejez están ocultos.

Consecuencias Concretas En Nuestras Decisiones De Vida

La muerte ya no es más que el tema de películas de terror o de actualidad. No la vemos en la vida cotidiana, nos la ocultan permanentemente. Ya no la vemos en las palabras que empleamos, ni en los ancianos que han desaparecido de las calles. Estas mismas personas, recordadlo, están apartadas en residencias, ocultas del resto de la sociedad, y pasan un tiempo relativamente marginal con los demás. La juventud ya no está conectada con las demás generaciones como antes. Esta ignorancia de la muerte, este rechazo a verla, nos empuja a tomar decisiones erróneas. Es como en matemáticas: cuando se sacan conclusiones pero uno de nuestros postulados es falso, todo el razonamiento está falseado. Creer en la inexistencia de la muerte, o al menos en su desaparición, nos conduce a tomar decisiones que no son las correctas.

Si tuvieras, por ejemplo, que tener un hijo y pensaras que la vida es eterna y que el cuerpo puede seguirte ad vitam æternam, pues bien, si eres mujer, podrías verte tentada a concebir tu hijo bastante tarde y a maximizar tu capital de carrera trabajando enormemente y negándote a tener un hijo antes de los cuarenta, y al hacerlo, comprometes tu capacidad de tenerlo. ¡Cuántas mujeres se han encontrado estériles o incapaces de tener un hijo porque habían ignorado esta realidad biológica! Ese es un ejemplo entre tantos otros. También podría citarte el caso de esas personas que finalmente deciden no viajar pensando que harán una vuelta al mundo en la jubilación. Pues bien, el cuerpo siendo lo que es, ya no es tan vivo, tan fuerte, tan vigoroso como antes. Miles de personas nunca han podido viajar a pesar de su jubilación, porque su cuerpo estaba cansado, porque no podían alejarse demasiado de su centro médico, porque tenían que hacerse diálisis, porque tenían problemas crónicos… y por lo tanto nunca pudieron realizar ese proyecto.

El Tiempo, Un Recurso No Lineal

Existe esta ilusión, esta idea de que el tiempo es infinito y que siempre podremos recuperarlo: es falso. El tiempo es un recurso que no es lineal, es decir, que cuanto más joven eres, más largo parece y finalmente tiene poco valor. Pero cuanto más envejeces, más se comprime el tiempo, más valor tiene y más tienes la impresión de que se te escapa entre los dedos. El tiempo es inasible por esencia, y lo es aún más cuando envejeces. Toda la cuestión de la capacidad de apreciar el tiempo presente proviene en parte de esta conciencia de su no linealidad. Si no eres capaz de apreciar el tiempo en su justo valor porque lo consideras lineal, tarde o temprano lo pagarás caro. Es mucho más razonable tener una relación instantánea con el tiempo, por así decirlo: ser capaz de apreciar los momentos presentes cuando se te presentan. Cada momento es único, cada instante no reaparecerá jamás.

La Urgencia De Vivir El Momento Presente

Probablemente no lo sepas, pero la persona con la que hablaste hoy podría estar muerta mañana. Así que quizás fue la última vez que le hablaste. Y así ocurre con todo. La gente muere, la gente nos deja, y si no vivimos el momento presente, nos perdemos esta realidad y simplemente pasamos de largo por nuestra vida. Para poder vivir lo más plenamente posible, hay que vivir el instante presente. ¿Y qué implica eso? Varias cosas.

Ejercicios Para Reconectarse Con El Momento

Esto implica ya reconocer el valor del momento presente. Aunque aún no estés conectado con él, ya es precioso conceptualizar el hecho de que el momento presente es el que más valor tiene, y hay que intentar adaptar la vida de tal manera que se viva plenamente.

Luego, hay ejercicios simples que puedes hacer para conectarte a lo largo del día. Un ejercicio sencillo pero eficaz es la respiración consciente. Solo tienes que hacer el siguiente ejercicio:

• Inspiras profundamente, luego bloqueas tu respiración durante 3 segundos. Después, exhalas lentamente, de tal manera que el tiempo de exhalación represente tres veces el tiempo de inhalación.

Esta respiración solo puede ser consciente, porque normalmente, la respiración natural e inconsciente tiene una proporción bastante equilibrada entre la inspiración y la espiración. Hacer este ejercicio varias veces al día te obliga necesariamente a conectarte al momento presente y te permite salir del “piloto automático” que te aleja constantemente de esos instantes preciosos.

Otra manera sencilla de estar más conectado al presente y liberarse del deseo — que es la marca de una insatisfacción y que te proyecta sin cesar en un instante futuro o en otro lugar — consiste en cultivar la gratitud. En efecto, no puedes sentir a la vez envidia y gratitud: estos dos sentimientos son antagónicos. De la misma manera, no es posible tener al mismo tiempo un pensamiento positivo y uno negativo en la cabeza.