Recién me he dado cuenta que nuestro mundo está atraído por dos ideas cautivadoras: la búsqueda de riqueza o prosperidad a través de la carrera hacía la innovación (y la tecnología) y a la vezla búsqueda de la armonía con más “amistad” con la maltratada naturaleza.
Sabemos que habrá que elegir y abrir los ojos ante la realidad. ¿Cómo podemos pensar que la naturaleza podrá evolucionar de forma tan rápida como lo hace la tecnología? El rítmo de crecimiento y evolución de las plantas está ceñido por el ciclo de las temporadas, del sol, etc., en una palabra: de la vida. Hay una forma de sabiduría cuando se trata de la naturaleza. La paciencia y la lentitud parecen ser los pilares de la filosofía del mundo vegetal. Al contrario, la ciencias digitales cada vez más se asemejan a una carrera, obstinadas por la aceleración y el cambio rápido. Me parece que este nuevo mundo tecnológico nos de engaña al garantizar nuestro éxito, comprometiendo nuestra paz interior, por ante la elección de un ritmo ajeno a lo que somos verdaderamente. Este carrera nos deshumaniza al final. Nadie se atreve a chista, y analizar lo que nos está ocurriendo. La verdad es que habrá que elegir nuestro papel en el espectro de los trabajos contenidos entre dos extremos: el 100% digital y o el 100% “natural”.