Si no eres feliz, es porque no has hecho algo hoy que haga que tu día tenga sentido. Por lo tanto, primero debes tener claro qué es lo que tiene sentido en tu vida, y luego añadir valores a tu día.
¿Cuáles podrían ser esas flores significativas de tu día? Podría ser dar un paso hacia tus objetivos, elevar el estado de ánimo de otras personas o simplemente agradecer a Dios una nueva oportunidad de vivir. Otro enfoque podría consistir en hacer una lista de todos los miedos y aspiraciones que tienes e intentar abordarlos de uno en uno cada uno de tus días. Pero no te preocupes si te sientes atascado en algunos momentos de tu vida, porque estos momentos de reflexión son muy importantes y necesarios para que veas lo que no funciona y puedas dar un siguiente paso sabio. Por lo tanto, es sensato abrazar la vida tal y como es y beber el amargo remedio de la duda y el no saber.
Así que, sí, la vida no es fácil, es un reto que tenemos que asumir cada día, por eso a veces parece agotadora. Ser un buen observador de las acciones de los demás y del resultado final de sus acciones aumentará nuestra sensación de satisfacción y agradecimiento. Nos olvidamos de nuestros logros y de lo que pasamos días aspirando y esforzándonos por alcanzarlos.Nos vemos sentados en una flecha apuntando hacia un sibel preocupándonos por si damos o no en el centro, mientras olvidamos que no somos la flecha sino el arquero que dispara hacia el sibel. Este cambio de punto de vista cambia en gran medida el resultado final, ya que pasamos de dar en la diana como una flecha a reflexionar sobre cada resultado y analizar y mejorar nuestra habilidad de tiro.
La necesidad de dividir tus días en 3 momentos vividos conscientemente
Como aspiras a la grandeza y quieres ser feliz ahora, en realidad tienes 2 ideas contradictorias que no conviven bien juntas. Si quieres alcanzar la grandeza, tienes que reconocer que puedes sentirte incómodo la mayor parte del día porque lo que eres ahora es diferente de lo que quieres ser. Por eso, intentar tener éxito es una fuente de sufrimiento en todo momento. Sin embargo, cuando das un paso atrás para contemplar lo que ya has logrado, podrías sentir fácilmente satisfacción y gratitud por la mejora que has hecho. Esto explica por qué si quieres ser feliz, tienes que detenerte y recompensarte de alguna manera, de lo contrario tu frustración te hará querer abandonar todos los objetivos que te has propuesto. Cuando hayas reflexionado sobre tus logros pasados y hayas decidido quién quieres ser en el futuro, tienes que centrarte en el presente que es trabajar activamente para ejecutar el plan que has elegido. Esencialmente, dedicarías un 10% de tu tiempo a pensar en el pasado, la misma cantidad para el futuro y el 80% restante deberías dedicarlo al presente.
Si estás realmente inmerso en la acción que realizas, no tendrás tiempo para preocuparte o sentirte infeliz, sentirás una sensación de control y de logro que alimentará tu felicidad.Es beneficioso, sin embargo, detener tu trabajo de vez en cuando para reflexionar hacia dónde vas y volver a la pista. Nuestro cerebro tiende a encontrar la pista más fácil en la que caer y las correcciones de vez en cuando pueden no ser agradables aunque sí muy necesarias.
Para vivir plenamente, hay que vaciar la mente
La mayor parte de la infelicidad se crea en tu mente. Básicamente, te sientes mal por lo que tu mente imagina de una situación determinada. Para luchar activamente contra este fenómeno, debes implementar una rutina durante tu día que contribuya a vaciar tu mente de pensamientos parásitos. Como acabamos de ver, si te dedicas a una práctica deliberada de actividades intensas, obtendrás la recompensa de la tranquilidad mental. Esta es una forma de lograr la satisfacción personal, que está relacionada en cierta medida con el vacío de la mente.
3 formas de vaciar la mente
Actuar sin esperar los resultados. Gran parte de nuestra ansiedad se debe al resultado que atribuimos a nuestras acciones. Por eso, aprender a desapegarnos de nuestras acciones puede ser una buena manera de aprender a ser más felices. ¿Cómo hacerlo?
Centrándonos principalmente en la acción
Debido a que hemos sido criados con calificaciones e incentivos, nuestros cerebros están cableados de manera que buscamos principalmente los resultados. Al hacerlo, podemos bloquearnos y no producir ningún trabajo. También tendemos a querer conseguir el trabajo perfecto, pero como ya sabrás, el perfeccionismo es una gran fuente de procrastinación. Entonces, es importante tener objetivos que estén más relacionados con el esfuerzo que con el resultado, para así mantener el control sobre nuestra felicidad.
Dormir y hacer la siesta
La mayoría de nuestras mentes inconscientes prosperan durante los periodos de sueño. Cuanto mejor esté nuestro cerebro, mejor será nuestro rendimiento y podremos alcanzar un cierto nivel de relajación. Nuestro cerebro necesita dormir porque también durante el sueño se recupera de todas las “heridas mentales” que soporta durante el día. Si bien es importante aumentar nuestro nivel de actividad mediante la práctica deliberada, también es necesario mantener el equilibrio adecuado entre el esfuerzo y el descanso. Lo ideal sería despertarse temprano para aumentar nuestro rendimiento matutino y dormir una siesta por la tarde para que nuestro cerebro no tenga que pensar tanto.
Meditación
La meditación nos permite desapegarnos de nuestros pensamientos y no identificarnos demasiado con ellos. No es necesario que meditemos 1-2 horas al día. Ya es efectivo puntuar nuestro día con breves pausas de meditación (de 5 a 10 minutos) para obtener los beneficios anteriormente mencionados.