Nuestra energía es limitada y gastamos la mayor parte en nuestro trabajo. Por eso es importante preguntarse si esta energía se utiliza para el bien o si está haciendo del mundo un lugar mejor, al menos desde nuestra perspectiva.
Todos necesitamos trabajar para vivir, pero no debemos dejar que esta necesidad nos haga olvidar la razón de nuestra existencia. Debemos agradecer lo que ganamos, pero no debemos criticar el resultado de nuestros esfuerzos al final. Un trabajo no es sólo un medio de vida, debe ser el lugar donde vivimos nuestros valores más profundos. Es uno de los requisitos para la felicidad. No se debe perder el tiempo de trabajo en una actividad que no tiene sentido para nosotros, sería una especie de sacrilegio.
Al esbozar las causas a las que desea servir, definirá claramente los valores por los que desea vivir. ¿La organización para la que trabajas se parece remotamente a lo que buscas? ¿Qué podría cambiar en tu trabajo para que hagas más de lo que es importante para ti?
No hay un lado correcto o incorrecto absoluto en sí mismo, el mundo no debe ser abordado desde una perspectiva dualista. Por otro lado, hay un lado que apoya y encarna tus valores, mientras que hay un lado opuesto que no te mueve en la dirección que quieres. Saber cuestionar nuestra situación profesional y su adecuación a nuestros valores en diferentes momentos de nuestra vida nos permite volver a la pista.
Sin este requisito, acabamos viviendo la vida de otra persona.