La antipatía se analiza mejor, pero la simpatía por sí sola lo entiende. André Siegfried
André Siegfried, nacido en Le Havre el 21 de abril de 1875 y fallecido en París el 28 de marzo de 1959, fue un sociólogo, historiador y geógrafo francés, pionero de la sociología electoral.
La antipatía es impulsada principalmente por nuestro intelecto, es fría y divisiva. Su objetivo no es entender sino separar. En este sentido, el intelecto es excelente para ordenar, analizar, clasificar y priorizar. Este frío pensamiento se opone al del corazón. La simpatía consiste en pensar el mundo no con nuestra mente sino con nuestra alma. Cuando es la simpatía la que habla, puede que no podamos analizar también lo que nos rodea, pero podemos entender, reunir lo que el intelecto ve como diferente. La simpatía es el pensamiento caliente, el pensamiento que entiende la esencia de las cosas e ignora las diferencias. Nacemos con una propensión a entender el mundo a través de nuestros corazones. La educación desarrolla en nosotros grandes habilidades analíticas, lo que en última instancia erige barreras entre nosotros y los demás, entre nosotros y la naturaleza, e incluso entre nosotros y nosotros mismos. Este enfoque cartesiano es la base de la moderna civilización occidental, de la que la medicina es un buen ejemplo. Ya no tratamos a los individuos, tratamos las enfermedades. Tratamos los síntomas en lugar de las personas.
Tal vez el siglo que hemos comenzado deje más espacio para disciplinas más “comprensivas”, es decir, aquellas con un enfoque holístico para entender la vida y su significado en su totalidad. Aquellos que nos permiten sumergirnos y descubrir mejor el mundo que nos rodea y convertirnos en uno con él. El yoga es un ejemplo de una disciplina en este sentido, pero hay muchas otras.