Imagina que te has sumergido en el pasado y has olvidado tus glorias futuras. Serás un erudito eminente, un artista que será recordado por la posteridad o un premio Nobel, pero no lo sabes. Has vuelto a tiempo para disfrutar de la dulzura de una vida de incógnito. Al menos eso es lo que la providencia le ofrece como recompensa por los beneficios que ha aportado a la comunidad.
Sigues siendo una semilla de genio que no conoces. Su vida cotidiana se parece a la de miles de personas. Sin embargo, esta semilla de originalidad crecerá porque habrás sabido alimentarla adecuadamente, aportando una suma de trabajo y negándote a transigir.
Lo increíble es que todos tenemos la posibilidad de construir un destino extraordinario. Para algunos será más difícil porque habrá muchos obstáculos en su camino, pero estos obstáculos a menudo se convertirán en peldaños si los miramos con otros ojos.
Nos espera un futuro brillante si conservamos la semilla de nuestra autenticidad y no cedemos al impulso de sustituirla por un germen transgénico que ciertamente crece, pero que nunca producirá nuevos frutos. Tenemos la tentación de disfrazar nuestra esencia para resistir mejor la agresividad de un mundo hostil que no tolera la diferencia. Sin embargo, si tenemos la paciencia de resistir la tentación del conformismo, podemos llegar a encontrarnos con nuestra estrella de la suerte.
La semilla crece gracias a los nutrientes que ya tiene en su interior. El agua y la luz son sólo el desencadenante de su crecimiento. Inspírate en esta imagen para reconectar con tu propio destino.