Algunas decisiones que tomamos son fruto del asco. El ejemplo de dejar de comer carne o beber alcohol es una de ellas. Ver sufrir a un animal criado por su carne es razón suficiente para dejar de comer su carne. Ver a un ser querido destruir su vida a causa del alcohol es también una gran motivación para dejar de beber alcohol. Sin embargo, ¿debería el asco a lo extremo disuadirnos del término medio?
Los extremos son una buena forma de elegir
Una forma de saber si algo es bueno o no es pensar en extremos. Por ejemplo, ¿es bueno beber refrescos? Podrías imaginar que sólo bebes refrescos y ninguna otra bebida. ¿Qué consecuencias tendrías? Probablemente desarrollarías diabetes o al menos serías obeso. Pensando en los extremos, está claro que beber refrescos no es bueno. Ahora bien, ¿qué te parece beber sólo agua, con cada comida y cada antojo? Pues no tendrás ningún problema, al contrario, el agua no tiene efectos indeseables.
Los taoístas dicen que la sabiduría está en el término medio. En algunos casos tienen razón, y yo diría que en la mayoría. Dicho esto, algunas ideas no pueden contentarse con el término medio, o serán destruidas. Así que no se puede estar entre la verdad y la mentira, o se está en la verdad o en la mentira. El gradiente entre la verdad y la mentira sigue siendo la mentira. Algunos valores tienen una dimensión de absolutos y no se conforman con el compromiso. El término medio es bueno cuando se busca un equilibrio, pero no cuando se busca un absoluto la mayoría de las veces.
Razonamientos extremos sobre la carne y el alcohol
Podemos empezar por pensar en extremos sobre la carne y el alcohol. ¿Qué pasaría si todo el mundo empezara a comer carne en cada comida? No habrá suficientes animales para todos y los recursos del planeta se agotarán (la producción de carne tiene un alto impacto de carbono). Además, la gente empezará a desarrollar enfermedades cardiovasculares. Así que podemos afirmar que comer carne no es bueno ni para el ser humano ni para el planeta. El alcohol sigue la misma lógica. Si sólo bebemos alcohol, lo más seguro es que muramos prematuramente.
¿Existe un término medio moral entre el consumo de alcohol y el de carne?
El consumo de carne se basa en el paradigma carnista, es decir, en la creencia de que la carne es necesaria para la supervivencia y que la superioridad del ser humano sobre los animales (creencia especista) justifica este consumo. Comer carne no es neutro, aunque pueda calificarse de “normal” a la vista del número de carnistas y de la inmensa mayoría de culturas tradicionales que han integrado esta práctica culinaria. En mi opinión, el fin del consumo de carne es un avance civilizatorio. Es difícil definirse como perteneciente a una civilización madura si se sigue consumiendo seres sensibles y vulnerables. La civilización ha progresado gracias a su capacidad para defender a los más débiles. La barbarie es lo contrario, la ley del más fuerte, la ley de la selva.
El argumento de la dosis infinitesimal (veneno, etc.), la dosis de ruptura
Se puede argumentar que todo es una cuestión de medida y retomar la idea taoísta de la media áurea. En mi opinión, el consumo es un argumento moral absoluto, como lo es la verdad. O se es carnista o no se es, no hay término medio.
Carne: agresividad innecesaria
La carne te hace más agresivo, eso es un hecho. Pruébalo si lo dudas. Compara a la gente que conoces, en tu círculo hay un vegetariano y un no vegetariano. Te darás cuenta de que los vegetarianos y los veganos suelen ser más tranquilos que los demás. Esto se debe probablemente a que reciben menos testosterona que los demás.
¿Qué debemos recordar?
– Pensar de forma extrema puede ayudarte a evaluar tus elecciones
– Los valores absolutos necesitan elecciones que impliquen pensar de forma absolutista
– Los valores relativos pueden satisfacerse pensando en un punto medio
– Comes carne porque, sin saberlo, has integrado un paradigma carnista (educación, medio ambiente, cultura de masas, etc.)