Tu vida no es lo suficientemente larga como para aprender únicamente de tus propios errores, por lo que debes hacer el esfuerzo de aprender también de los errores de los demás.
Los errores están bien documentados: simplemente somos demasiado orgullosos para leer sobre ellos
El orgullo es un pecado capital, pero más allá de la religión, el orgullo es un gran obstáculo para el progreso en el desarrollo personal. El orgullo nos hace creer que somos diferentes (y a menudo superiores a los demás). Como resultado, no siempre nos tomamos el tiempo para escuchar atentamente lo que los demás tienen que compartir con nosotros. Este orgullo nos lleva a repetir errores que podríamos haber evitado si hubiéramos aprendido de otros, lo que nos cuesta tiempo, energía y oportunidades.
No necesitas reinventar la rueda para tener éxito: asimilar la sabiduría de quienes nos han precedido suele ser suficiente para ponernos en el camino correcto. Sin embargo, aprender de los demás requiere humildad, porque es esta cualidad la que nos hace más receptivos a lo que leemos o escuchamos.
Aquí hay una cita que me gusta particularmente sobre este tema:
Quien sabe que sabe, escúchalo. Quien no sabe que sabe, despértalo. Quien sabe que no sabe, enséñale. Quien no sabe que no sabe, evítalo. – Lao Tse
Cultivar la humildad
La humildad es la piedra angular que nos permite aprender de los demás. Para desarrollarla, necesitas confrontarte con la vida y darte cuenta de cuánto realmente no sabes. Exponerte voluntariamente a desafíos difíciles, ya sean físicos o intelectuales, es una excelente manera de ganar humildad. Si evitas los desafíos y nunca pones a prueba tus límites, es fácil volverse orgulloso o arrogante.
Por ejemplo, practicar deportes de combate o asumir estudios exigentes (medicina, derecho, ingeniería, etc.) te obligarán a mantener los pies en la tierra y volverte más humilde para tener éxito. Enfrentar la adversidad es una poderosa forma de cultivar la humildad.
Conviértete en espiritual
Otra forma de cultivar la humildad es emprender un camino espiritual. Al reflexionar sobre tu lugar en el mundo, comienzas a poner en perspectiva tu propia importancia y a reconocer tus limitaciones. Esta conexión con la espiritualidad a menudo se profundiza mediante la adversidad: cuanto más te desafía la vida, más sientes la necesidad de conectarte con algo más grande que tú mismo.
¿Dónde encontrar los errores de los demás?
Existen muchas maneras de aprender de los errores de los demás, y los libros son una fuente especialmente rica. Biografías, ensayos filosóficos o incluso obras de ficción pueden ofrecer lecciones invaluables. Mientras lees, tómate el tiempo para reflexionar sobre ideas que resuenen contigo. La sabiduría no proviene simplemente de acumular conocimiento; surge de aplicar la reflexión y la acción cuidadosa a lo que has aprendido.
Además, busca paralelismos entre lo que lees y tu propia vida. Una nueva idea solo se vuelve significativa cuando la aplicas o extraes lecciones prácticas que se relacionen directamente con tu contexto.
Todo el mundo es tu maestro
Puedes aprender de todas las personas que conoces, observando tanto sus virtudes como sus defectos. Cuando identifiques un defecto, pregúntate si también lo tienes. Cuando notes una cualidad, piensa en cómo puedes desarrollarla dentro de ti.
Dicho esto, siempre mantén una cierta distancia emocional. Si bien es crucial aprender de los demás, debes ser cauteloso para no dejar que sus defectos te “contaminen”. Sé observador y crítico, pero mantente alerta.
La mayoría de los errores provienen de una falta de virtud
Una gran parte de los errores que cometemos, especialmente aquellos que tienen un impacto significativo en nuestras vidas, proviene de una falta de virtud o principios morales sólidos. Los errores cometidos por ignorancia suelen ser menos dañinos que aquellos que nacen de vacíos éticos. Por ejemplo, traicionar a un amigo o mentir deliberadamente puede tener graves repercusiones en tu bienestar, socavando tu reputación y tu “capital de honor”.
Por eso es fundamental leer libros filosóficos, éticos o espirituales, especialmente si no has tenido la oportunidad de desarrollar bases morales sólidas en tu educación familiar.
Trata tu cerebro como una inteligencia artificial para tomar las mejores decisiones
Un modelo de inteligencia artificial necesita una gran cantidad de datos y entrenamiento repetido para operar con precisión. El cerebro humano funciona de manera similar: necesita recopilar información (a través de la lectura, el aprendizaje y la experiencia) y analizarla para tomar mejores decisiones.
Así es como funciona: cuanto más lees, experimentas y aprendes al observar a los demás, mejor se vuelve tu cerebro para hacer predicciones y decisiones. Para acelerar este proceso, integra regularmente nuevos conocimientos en situaciones de la vida real. Participa en grupos de reflexión o foros de discusión, rodeate de mentores o expertos en campos específicos y observa sus estrategias y resultados.
En resumen:
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Tu vida es demasiado corta para depender únicamente de tus propios errores. Aprende de los demás.
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Observa a las personas que te rodean. Imita a aquellos que tienen éxito para lograr resultados similares o haz lo contrario para evitar los mismos errores.
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Trata tu cerebro como una inteligencia artificial: acumula conocimientos mediante la lectura y la observación, y busca aplicarlos prácticamente en tu vida.