“ El tiempo de la reflexión es un ahorro de tiempo” De Publius Syrus
Desde el momento que accedemos al mundo del mercado laboral, ya sea como autónomo o empleado, nos damos cuenta de la dificultad implicada en la gestión de nuestro tiempo. Para resolver este problema, necesitamos una mayor proactividad, la cual implica necesariamente una mejor eficacia y una mejor gestión del tiempo. Para combatir los retos cotidianos, os propongo 7 consejos eficaces que pueden tener un inmenso impacto en vuestras vidas, a corto o a largo plazo:
- Controlar nuestro tiempo como si fuera dinero: el tiempo parece haberse convertido en el recurso más importante, asegurarnos de no malgastarlo inútilmente e invertirlo en relaciones y actividades que consideremos que poseen más valor.
- Saber delegar cuando se posible: una buena delegación de nuestras tareas nos permite un increíble ahorro de tiempo. El objetivo se basa en concentrarse en las actividades con más valor añadido, aquellas en las cuales somos más productivos y las que nos ofrecen más ventajas.
- Examinar la productividad de cada uno de manera cotidiana: formularse las preguntas adecuadas à ¿Qué hemos hecho correctamente? ¿En qué hemos fallado? Identificar las razones de nuestro éxito y de nuestro fracaso, para poder consiguientemente reproducirlas o mejorarlas.
- Ir a lo esencial, adoptar el espíritu minimalista: ver la voz de lo esencial
- Valorar nuestra creatividad: usar nuestro cerebro para reflejarlo en profundidad en nuestro trabajo y no preocuparnos por temas sin importancia o bien solicitándolo por su simple capacidad de memoria, llevar a cabo una organización optimizada de nuestro trabajo permitiéndonos el desarrollo de nuestra creatividad, alimentarla mediante la lectura y exponernos a obras y trabajos en relación o no a nuestro campo.
- Tener el resultado final en nuestra cabeza: pensar ampliamente, pero actuar con detalles. Comenzar con el espíritu y resultado que queremos obtener. Este ejercicio de visualización os ayudará a permanecer concentrados y motivados.
- Saber recompensar: darnos recompensas después de cada pequeño objetivo alcanzado (un café, una pausa más larga, etc).