Si hay un autor que ha conseguido distinguirse por abordar el tema del riesgo de forma diferente, ese es Nassim Taleb. A través de sus obras anteriores, el antiguo comerciante consigue explicar con un estilo accesible al público conceptos relacionados con las finanzas o la dimensión del azar en general. Veamos cuatro libros que nos darán una mejor idea del “pensamiento talebano” y sus consecuencias en el mundo que nos rodea.
Jugar con la piel: asimetrías ocultas en la vida cotidiana, por Nassim Nicholas Taleb
Jugar con la piel
Hay varios parámetros que influyen en la comprensión de un problema. El riesgo, las asimetrías y la implicación e intereses directos de la persona en una situación pueden tener un impacto significativo en cómo se percibe.
Asimetría en una transacción
La noción de asimetría puede surgir cuando se habla de una transacción entre un comprador y un vendedor. Se puede dar cuenta de que en algunos casos el comprador carece de información valiosa que el vendedor conoce. Este desequilibrio es obviamente perjudicial para el comprador y crea una injusticia que invalida moralmente la transacción. Aunque en muchos países esta situación es aceptable, hay países en los que la ley religiosa deslegitima estas prácticas. Un ejemplo de ello es el concepto de “gharar”, que se refiere a cualquier transacción en la que exista duda, riesgo de engaño o ambigüedad. Este tipo de transacción está prohibida por la ley coránica.
La regla de la minoría
La regla de la minoría es sencilla, y establece que no más del 3% de un grupo de personas determinadas puede cambiar el comportamiento y las elecciones de todo el grupo. Esta regla puede observarse en todos los niveles de la sociedad, desde la política hasta las preferencias alimentarias o los programas que se ven en la televisión. Sin darte cuenta, has dejado que la minoría inflexible elija por ti. Sin embargo, no todo el mundo es consciente de esta norma, y los grandes grupos siguen pagando el precio. Es el caso de Monsanto, que no vio que la inflexibilidad de quienes no querían consumir transgénicos podía influir por sí misma en el resto de la población.
Jugar con la piel, una forma de lograr la respetabilidad
Hay una tendencia bastante confirmada por parte de la población a dar respeto a las personas ricas que dan la impresión de haberse jugado el pellejo para triunfar. Esto es válido para los empresarios, los deportistas de élite o las estrellas de cine. En contraste con estas personas, hay una categoría de ricos que no logran ganarse el respeto del resto de la población, a saber, los burócratas o los altos ejecutivos. Su salario se percibe como indecente porque no está correlacionado con una asunción de riesgos suficiente, como puede ser el caso de los otros tipos de carreras mencionados anteriormente.
Sus habilidades son a veces menos importantes que su imagen dependiendo de su profesión
Las profesiones en las que no se arriesga la piel dejan más espacio para el culto a la imagen. Como no sufre directamente las consecuencias de su incompetencia, en algunos casos puede basar su estrategia en mantener una determinada imagen. Evidentemente, esto no es así en los trabajos en los que te juegas la vida. Si tu incompetencia puede costarte tu carrera o la vida de tus pacientes (por ejemplo, si eres médico), la imagen que mantengas tendrá poca o ninguna importancia porque sólo importará lo que puedas cumplir en términos de trabajo. Así que ten en cuenta el tipo de profesión que ejerces para no dar demasiada importancia a las apariencias.
El cisne negro, el poder de lo imprevisible por Nassim Nicholas Taleb
cisne negro
Un cisne negro es un acontecimiento extremo con un coste muy elevado pero una probabilidad muy baja. Por lo tanto, puede ser una información crucial de la que carecemos en un campo. Antes del descubrimiento del primer cisne negro, todo el mundo estaba convencido de que los cisnes eran todos blancos y que el blanco era una de sus características. La incorporación de esta información cambió para siempre la forma de representar a los cisnes, lo que se denomina un cambio de paradigma. Este fenómeno se da en muchos campos, desde la ciencia hasta los mercados financieros.
La información es su fuerza
Un evento de cisne negro no golpea a la gente de la misma manera. A menudo, lo que distingue a las personas es su nivel de conocimientos. Cuanto más ignorante seas, más te expones al riesgo. Imagínese que quiere invertir en el mercado de valores y se le escapa una información esencial, que sólo posee la dirección de la sociedad de valores correspondiente. No conocer esta información le expone a tomar malas decisiones. Lo mismo ocurre con los cambios de paradigma científico que han tenido consecuencias políticas y religiosas en el pasado. Imagínese cómo la revolución copernicana, es decir, el paso de una visión del mundo centrada en la Tierra a otra heliocéntrica (centrada en el Sol), confundió tanto a las instituciones católicas como a los poderes fácticos.
El síndrome del pavo
Nuestra forma de predecir el futuro se basa en el pasado, lo que en sí mismo es una buena estrategia la mayor parte de las veces porque, efectivamente, hay una repetitividad en la manifestación de los fenómenos. Sin embargo, esta forma de pensar se topa con una cruel realidad: el pasado sólo nos da una parte de la imagen. A menudo nos equivocamos en nuestras predicciones a nuestra costa. Imagina por un momento que eres un pavo que ha sido alimentado diariamente por un granjero. Este individuo que le trae los productos que necesita cada día sin falta sólo puede ser un santo a sus ojos. Desgraciadamente, descubres demasiado tarde, en la víspera de Acción de Gracias, que tu relación puede dar un vuelco: te capturan de repente, te decapitan y tu cuerpo acaba en la mesa de la familia justo después de ser asado en el horno. Esta es la realidad en la que podemos encontrarnos -al menos metafóricamente- cuando dejamos con demasiada frecuencia que el pasado dicte nuestros juicios y acciones.
Sesgo de confirmación
Otro defecto de la mente es que sólo acogemos o aceptamos la información que confirma nuestra opinión inicial sobre un tema, lo que se conoce como sesgo de confirmación. Como pensar requiere mucha energía y es agotador, nuestro cerebro ha encontrado la manera de seguir los caminos de nuestros pensamientos anteriores. Esencialmente, la mayor parte del tiempo utilizamos nuestra memoria para recuperar las ideas que utilizamos para formar una representación del mundo. Cuando nos encontramos con información contraria a esta visión, tendemos a ignorarla, descuidarla o enfadarnos si no podemos evitarla. Este sesgo es problemático para tomar las decisiones correctas porque nos impide mirar un tema desde diferentes ángulos, lo que es esencial para reunir la máxima cantidad de información.
La falacia narrativa
La falacia narrativa consiste en explicar una secuencia de acontecimientos únicamente a partir de una lectura retrospectiva, tratando de encontrarle un sentido y una lógica. A la mente humana le encantan las historias, y se deja llevar con mayor facilidad por la narración errónea (casi siempre por sí misma) de una secuencia de acontecimientos. Esta forma de seleccionar la información ha desempeñado un papel en nuestra supervivencia para dar más importancia a los elementos y así protegernos del peligro. Sin embargo, este enfoque a menudo nos impide ver la verdadera secuencia de acciones, que a veces reside en un detalle que no queremos ver porque no es obvio o halagador. La realidad es que casi siempre hay una infinidad de razones que pueden explicar el destino de una vida.
Distinguir entre datos escalables y no escalables
Nuestra representación del mundo también choca con la naturaleza de los datos que procesamos. Hay una diferencia fundamental entre los datos escalables y los no escalables. Nuestra incapacidad para distinguirlos puede llevarnos a cometer errores de apreciación. Si se decide representar el espectro de la morfología humana, se entra en el terreno de lo no escalable. En efecto, existen barreras impuestas por la naturaleza que hacen imposible las diferencias físicas exponenciales entre los individuos. Esto no es cierto para la distribución de la riqueza. Por lo tanto, si se trata de formarse una idea de la riqueza de un país, uno se equivoca si intenta calcular primero la riqueza media per cápita y extrapolarla al resto de la población. Como una parte muy pequeña de la población suele tener una gran parte de la riqueza, sus cálculos estarán muy lejos de la realidad. Este mismo fenómeno puede observarse en otros ámbitos. La escalabilidad no es la norma en la naturaleza, por lo que suele ser contraintuitiva. Descuidarlo conduce a errores de juicio.
Conozca sus límites
La mejor manera de protegerse de los errores de juicio es asumir dos cosas: que no lo sabemos todo y que somos víctimas de sesgos cognitivos. Aunque, por supuesto, es difícil evaluar el alcance de nuestra ignorancia (lo que supondría situarnos desde el punto de vista del que sabe), saber reconocer e integrar el hecho de que no tenemos toda la información que necesitamos para juzgar nos hace más capaces de evitar errores. Saber que no se sabe no es sólo un dicho, es también una forma pragmática de ver el mundo. Del mismo modo, es importante conocer cuáles son los principales sesgos cognitivos para evitar caer en las trampas que nos tienden.
Antifrágil: los beneficios del desorden
La fragilidad caracteriza la naturaleza de algo que no puede resistir los golpes que pueden dañarlo o destruirlo. Lo que es frágil tenderá a rehuir la volatilidad porque aumenta la probabilidad de encontrarse con un choque. Por tanto, la fragilidad busca la tranquilidad. Pero, ¿qué es lo contrario de la fragilidad? ¿Quizás las primeras palabras que le vengan a la mente sean robustez o resistencia? No es así, porque algo que es robusto o resistente no se hará más fuerte después de uno o más choques. De ahí viene la idea de antifragilidad, que se define como algo que sale más fuerte y resistente después de cada choque. Una buena ilustración de esta idea la encontramos en la mitología en la Hidra de Lerna, cuyas cabezas volvieron a crecer dos veces después de ser cortadas. Cada sección hacía que la criatura fuera técnicamente el doble de fuerte. Veremos que este concepto se aplica a otras situaciones o sistemas muy concretos, pero que a menudo son sólo la excepción en un mundo donde reina la fragilidad.
La antifragilidad de un sistema se basa en la fragilidad de sus elementos constitutivos
El concepto de antifragilidad se aplica con mayor frecuencia a un sistema. Para que un sistema en su conjunto sea antifrágil, debe dejar a sus componentes cierto margen de maniobra, que podría corresponder a una forma de azar. Por ejemplo, la evolución de las especies es un sistema en su conjunto que es antifrágil. Las especies que sobreviven están mejor adaptadas a la vida que las de las generaciones anteriores. Pero si miramos con lupa el proceso evolutivo, nos daremos cuenta de que provocará la desaparición de una parte importante de los miembros de cada especie. Por lo tanto, individualmente los miembros de estas especies son frágiles, pero el sistema continúa según la idea de antifragilidad. La diversidad de las especies y las mutaciones genéticas de cada uno de sus miembros son todo hipótesis, ensayo y error hasta encontrar la “combinación evolutiva ganadora”. Otro sistema antifrágil que se apoya en la fragilidad de sus componentes es la economía no financiada. Está formado por artesanos, pequeñas y grandes empresas. Aunque muchas empresas y empresarios no tienen éxito, esto no impide que la economía crezca de año en año, fuera de los ocasionales periodos de crisis.
El cuerpo es un buen ejemplo de antifragilidad
Si hay un área de la naturaleza que es una buena ilustración de este concepto, es el músculo del cuerpo que crece después de cada estrés que soporta. Las microfisuras en el músculo provocan su hipertrofia. Otro fenómeno interesante es que la naturaleza tiende a sobrecompensar el estrés para anticiparse a uno mayor. Si esto parece irrisorio e ineficaz a primera vista, es porque no medimos la ventaja de tener un músculo extra en situaciones raras pero extremas y en algunos casos peligrosas (la sobrecompensación está ligada a un mecanismo de supervivencia). Esta capacidad adicional es una de las ventajas de este mecanismo de sobrecompensación.
La fragilidad surge de la tranquilidad, la antifragilidad necesita de la volatilidad
La mayor parte de la antifragilidad se encuentra en la naturaleza, ya que los dispositivos fabricados por el hombre no tienen la capacidad de reaccionar ante un entorno hostil. Como mucho, serán robustos. Además, no tiene sentido buscar la tranquilidad si se quieren crear sistemas antifrágiles, sino la volatilidad. Esto puede ilustrarse con la ineficacia de las medidas para subvencionar y “tranquilizar” la economía, que en esencia prospera y se fortalece en un entorno volátil.
Domar el riesgo: una forma de aprender a ser antifrágil
Anticipar el mejor y el peor de los escenarios te permite asegurar tu situación. Asumir que se producirá el peor de los escenarios y tener una estrategia de riesgo limitada en caso de que se produzca el mejor de los escenarios le salva de las consecuencias negativas de una estrategia intermedia. Por ejemplo, si tuviera que invertir 100, es antifrágil poner 90 en algo que aguante en una crisis severa y poner 10 en algo que pueda subir fenomenalmente si todo va bien. Este enfoque es más antifrágil que poner 100 en acciones de riesgo medio.
La antifragilidad se construye a costa de algo más
Un sistema antifrágil se basa en la fragilidad de sus componentes. Esto también puede ser cierto para ciertas profesiones, como los expertos financieros, que se benefician de las consecuencias favorables de sus buenas predicciones (prestigio, remuneración, etc.) sin sufrir las consecuencias negativas de sus errores de juicio.
La volatilidad expone la fragilidad de un sistema
Si suprimimos la volatilidad, corremos el riesgo de ocultar los defectos de un sistema que podría permanecer latente y pasar desapercibido. La volatilidad expone las imperfecciones de un sistema y le permite avanzar siempre hacia un estado antifrágil.
Otras ideas del libro:
Un sistema antifrágil no debe basarse en el pasado para hacer predicciones sobre el futuro. Así se evita el síndrome del pavo.
La antifragilidad es el motor del progreso
El azar: cómo nos engaña la suerte
La mayoría de las veces confundimos la suerte con la habilidad. La rentabilidad extrema ocasional de un operador se basa en la mayoría de los casos en la suerte, que subestima en su éxito. Los verdaderos operadores expertos no son los que ganan mucho dinero en un corto período de tiempo, sino los que ganan constantemente (normalmente poco) dinero durante un largo período de tiempo.
Teoría y predicciones
La teoría nunca puede describir la realidad de forma definitiva. Un elemento empírico puede alterar las certezas y servir de base para otra teoría. Así sucede, surgen nuevas teorías para describir una nueva realidad que la anterior no había visto. Lo mismo ocurre con las predicciones futuras, que no pueden basarse en observaciones pasadas, no hay linealidad en el curso de los acontecimientos, sólo en retrospectiva es observable la secuencia lógica.
Las decisiones que tomamos no son necesariamente las mejores
Algunas de las normas que existen hoy en día no están relacionadas con su excelencia o sus ventajas. La mayoría de las veces, las decisiones que se toman son el resultado de un deseo de evitar la fricción. Esto puede ilustrarse con la disposición de las letras en un teclado de ordenador que no está optimizado para la velocidad (AZERTY, QWERTY, etc.) sino para la lentitud, con el fin de evitar que las máquinas de escribir en las que aparecieron originalmente se atasquen. Para facilitar su uso, en aras de la ausencia de fricción (para que la gente no tenga que aprender a escribir de nuevo), los teclados de los ordenadores han seguido la misma disposición.
La calidad de nuestras decisiones se ve obstaculizada por la heurística
Para facilitar la toma de decisiones con fines de supervivencia, nuestro cerebro ha desarrollado la heurística, que son atajos para acelerar nuestra capacidad de elección. Aunque son bienvenidos en un contexto de peligro, en situaciones normales suelen impedirnos tomar la mejor decisión. Esto nos hace especialmente indefensos en la actual sobrecarga de información. Estos “caminos del pensamiento” pueden constituir sesgos cognitivos que alteran nuestra percepción de la realidad. Por ejemplo, tendemos a sobrestimar el valor de algo en lo que hemos invertido tiempo y energía, y por ello no podemos tomar la decisión correcta en consecuencia.
Otras ideas del libro:
Las emociones pueden ayudarnos a acelerar nuestra toma de decisiones, pero al mismo tiempo pueden ser barreras para el buen juicio
Somos incapaces de medir la importancia de los acontecimientos raros
Los frutos del azar pueden ser apreciados, pero cuando sus consecuencias son malas para nosotros, debemos reaccionar con filosofía y desprendimiento como preconizan los estoicos
No debemos prestar atención al ruido cuando escuchamos las noticias. Los mensajes que se transmiten no tienen en cuenta las principales tendencias. Es mucho mejor no perder el tiempo y leer libros que analicen los acontecimientos durante un periodo mucho más largo, la información será mucho más precisa.