La cultura del honor -y la venganza que implica- está muy extendida por el Mediterráneo. En ella se encuentran ciertos pilares que estructuran la unidad familiar y la coherencia social a nivel de pueblo o ciudad.
La función principal de la venganza es garantizar el respeto y a fortiori la seguridad de una familia o de un grupo más amplio. Si la familia está dispuesta a defender su honor con uñas y dientes, será más difícil que un rival salga indemne de una afrenta. Al ser dura con quienes intentan dañar su reputación, una familia envía un mensaje claro de que no es un blanco fácil y que quienes quieren ofenderla deben pensarlo dos veces.
La reputación de ser dura da a la tribu una paz que pocos querrían perturbar. En las zonas donde el Estado de Derecho no siempre se aplica, la ley del clan es mucho más frecuente y eficaz para garantizar la seguridad de los miembros de la familia que la justicia republicana.
Por supuesto, este enfoque entra en conflicto directo con quienes no han crecido en una cultura del honor. Hasta ahora han sido protegidos por el Estado y, por tanto, no ven la necesidad de cuidar su reputación como la niña de sus ojos. En una configuración híbrida en la que coexisten estas dos culturas de la justicia, puede ser difícil coexistir porque los códigos son muy opuestos.
La cultura del honor implica que la familia está unida a cada individuo, en realidad el individuo no existe realmente, es un eslabón de una cadena de clanes. Por el contrario, en los países modernos donde esta cultura del honor ha desaparecido, el individuo es más libre pero también más impotente si sufre los tormentos de un grupo que quiere perjudicarle.
Cuando el Estado falla, es comprensible que a veces se produzca un retorno de la vendetta en los territorios donde la justicia no se aplica sistemáticamente. Cuando el Estado falla, son los viejos mecanismos tribales los que resurgen. Como han organizado las sociedades humanas durante milenios, encuentran una comprensión inmediata e implacable para todos aquellos que entienden la ley del talión y sus consecuencias.