Quieres poner en práctica la honestidad radical porque crees que puede hacerte más feliz. En primer lugar, hay que definir con precisión los límites de la honestidad o se corre el riesgo de caer en trampas que no se habían previsto.
La honestidad es una habilidad
La honestidad puede aprenderse como aprender a codificar. Si no eliges conscientemente ser más honesto, no lograrás cambiar tu condición porque la naturaleza humana tiende a ser un poco permisiva. Si no tienes cuidado, te encontrarás tolerando la mentira y el disimulo en tus palabras y acciones.
La honestidad es una cuestión de intención
La honestidad no consiste en echarle la verdad a la cara a alguien. Si lo haces, sólo eres una persona que busca una forma de desahogarse. La honestidad debe mezclarse con la intención. Puede que no te guste alguien, pero no quieres hacerle daño. Tu honestidad estará en la encrucijada de lo que realmente piensas de esa persona y tu intención benévola. La honestidad no es sólo una cuestión de intelecto, sino también de corazón y alma. Sólo se puede decir que se siente por alguien si se tienen en cuenta las tres dimensiones.
La honestidad es necesaria para ser feliz
Si no puedes ser feliz, pregúntate si la honestidad forma parte de tu vida. Puede que seas infeliz porque estás descuidando algo en tu interior. Reprimir tus emociones y sentimientos es contrario a la felicidad. Ser honesto es ser uno con uno mismo, ser totalmente coherente y no estar dividido. Cuando estás dividido, pierdes la concentración necesaria para la paz y la tranquilidad interior.
Para encontrar la paz hay que buscarla
Si estás insatisfecho porque no te sientes en paz, es que no has dejado el tiempo suficiente para que esa paz se asiente en tu interior. La paz viene de la introspección, de la voluntad de afrontar las cosas que nos molestan. La paz es el resultado de dominar tu mente y comprender tus sentimientos. Huir de lo que realmente sentimos nos impide estabilizar nuestro estado mental porque crea un conflicto entre las distintas dimensiones de nuestro ser.
Querer cambiar es encontrar patrones
Para poder cambiar, tenemos que encontrar un modelo que podamos emular. Para encontrar el cambio, tenemos que buscarlo. Cuando algo va mal, naturalmente empezamos a buscar una solución. El problema es que a veces buscamos en el lugar equivocado (alcohol, órgano, etc.)
La honestidad es cara, pero vale la pena
Decir la verdad tiene un coste, lo más probable es que pierdas oportunidades de enriquecerte o aprovechar una oportunidad a corto plazo. Sin embargo, a la larga, te ganarás la confianza de la gente que te rodea y eso es mucho más valioso que las ganancias adquiridas injustamente. La honestidad es esencial para establecer relaciones duraderas con las personas. Si permites que la mentira se cuele en tus relaciones, construirás un muro invisible entre tú y el resto del mundo. Para conectar con éxito con los demás, tendrás que desnudar tu alma y estar dispuesto a compartir tu vulnerabilidad.
La honestidad es un hábito
Todo lo que somos es el resultado de nuestros hábitos. Si quieres cambiar un comportamiento, tienes que hacerlo poco a poco. Si tienes el hábito de mentir, no podrás convertirte en una persona íntegra y digna de confianza de la noche a la mañana, a menos que te sometas a la intervención divina.
Tomar la decisión consciente de decir la verdad de manera que se convierta en nuestra naturaleza es tan valiente como difícil, especialmente si nos hemos acostumbrado a ocultar cosas. Piensa que mentir es ir cuesta abajo; decir la verdad es subir la montaña. Tendrá que mostrar la altura que ha perdido. No podrá encontrar atajos.
Hay que poner a prueba la honestidad
Ser honesto es un poco una carrera de obstáculos. Hay mil oportunidades para ser honesto en la vida cotidiana. A veces evitamos ser sinceros para evitar el conflicto o para no afrontar nuestras responsabilidades. Si quieres ser más honesto, tienes que acostumbrarte a la incomodidad de ello y a la humildad de aceptarlo. No esconderse requiere una cierta introspección que la mayoría de nosotros no estamos dispuestos a tragar. Preferimos vivir en la ilusión antes que enfrentarnos a la realidad. Es más cómodo vivir una mentira que enfrentarse a una amarga realidad.
Azúcar y amargura
Por mucho que queramos ser sinceros con nosotros mismos, a menudo preferimos una dulce mentira a una amarga realidad.
Hay bien en lo malo y mal en lo bueno
La realidad no es binaria, siempre hay algo bueno que sale de lo malo y viceversa. Puede haber algo de verdad en algunas mentiras y algo de verdad en la mentira.
Cuidado con los que hablan de honestidad
Se tenderá a hablar de lo que te falta o de lo que buscas. No creer a la gente a primera vista es necesario si se quiere evitar la manipulación.
Si a veces tienes mala conciencia, estás en el buen camino
El problema de este modo es que las personas inteligentes están llenas de dudas y las menos inteligentes están llenas de confianza.
La palabra inteligente podría haber sido sustituida en esta cita por la palabra honesto. Si sientes remordimientos o escrúpulos, significa que tu alma no está totalmente corrompida. Así que eso es algo bueno. Querer sentirse bien con uno mismo a pesar de lo que hace puede llevarle a actuar de forma poco ética. Por el contrario, reflexionar sobre tus acciones y juzgarte en un esfuerzo de autorreflexión es bueno para ti y para el resto de la gente. Si te cuestionas a menudo, lo más probable es que estés tomando el camino de la honestidad.
Para complacer a los demás, primero debes complacerte a ti mismo
Si quieres ser feliz de forma sostenible, tienes que asegurarte de que lo que haces te enorgullece. No se puede ser feliz y estar avergonzado al mismo tiempo, son dos sentimientos contradictorios. Del mismo modo, no puedes complacer a los demás si no te gustas a ti mismo. La mejor manera de complacerse a sí mismo es actuar con nobleza y ¿qué mejor manera de lograrlo que hablar y actuar con honestidad?