No es de extrañar que la sociedad de consumo tenga la gran ventaja de proporcionar dosis inmediatas de felicidad. Este fácil acceso a la felicidad hace que cualquier otro enfoque sea menos atractivo. Sin embargo, la insatisfacción resultante de la interminable carrera por adquirir para mantener el nivel de felicidad crea la necesidad de encontrar un enfoque alternativo. Todo lo que se obtiene fácilmente suele ser frágil. Por el contrario, todo lo que ha costado tiempo construir suele ser sostenible, por lo que normalmente es mejor tener una estrategia que maximice la felicidad a largo plazo en lugar de limitarla con una visión estrecha.
La felicidad instantánea o la dopamina como estimulante
Seamos o no conscientes de ello, estamos sometidos a diversos estímulos a lo largo del día. Éstas provocan una reacción de placer o desagrado que hace que su vida cotidiana sea más o menos agradable. El café dulce que engullimos varias veces al día, la notificación de nuestro teléfono móvil que nos informa de noticias frescas, el olor a tostada que percibimos nada más levantarnos, etc. Todos estos pequeños estímulos nos hacen sentir bien. Todos estos pequeños estímulos nos hacen sentir vivos porque estimulan nuestros sentidos. Sin embargo, si eliminamos una a una estas pequeñas fuentes de placer cotidiano, puede que seamos incapaces de encontrar una fuente de alegría que nos haga sonreír, como cuando recibimos el paquete que estábamos esperando.
Todos estos momentos hacen que la vida cotidiana sea más fácil y agradable, pero no contribuyen a hacerla más profunda o significativa. Entonces, ¿cómo podemos encontrar un sentido profundo que no sea la repetición de un acto puramente hedonista?
Profundidad frente a variedad
La felicidad se consigue con la repetición de un solo acto y no con la multiplicación de actos. Para llegar a ser bueno en algo, hay que ser capaz de superar la curva de aprendizaje, que puede ser más o menos larga y tediosa. Lo mismo ocurre con el aprendizaje de la felicidad: multiplicar las fuentes de alegría no te hará mejor para ser feliz, sólo te dispersará en tu búsqueda. Por otro lado, si te comprometes a realizar unos pocos actos diarios significativos en tu progreso ético y espiritual, puedes esperar mejorar tu alegría a lo largo de tu vida.
Dispersión frente a la concentración
Lo que puede caracterizar a las personas más incoherentes es que, en última instancia, tienen una gran propensión a la dispersión, que es a la vez la marca y la fuente de su insatisfacción. Estar siempre buscando algo mejor, nuevo, más bonito o reciente requiere un esfuerzo considerable. Esta energía se desperdicia en cierto modo porque no permite profundizar en un área y finalmente impregnarse de una filosofía que garantice una felicidad duradera.
Las diferentes capas de la felicidad
Según la tradición hindú, existen varios “cuerpos”:
Según la Wikipedia:
Hay tres cuerpos básicos (I burdo, II sutil, III causal), cinco envolturas (1 burda, 2 vital, 3 mental, 4 intelectiva, 5 dicha) y el yo.
[I] El cuerpo burdo (sthûla-sharîra), es decir, el organismo físico, sólo contiene una envoltura:
[I] la envoltura nutritiva (annamaya-kosha), es decir, el cuerpo físico, bruto;
[II] el cuerpo fino o sutil (sûkshma-sharîra) contiene tres envolturas:
[2] la envoltura de la energía vital (prânamaya-kosha),
[3] la envoltura mental (manomaya-kosha),
[4] la envoltura del intelecto (vijñânamaya-kosha);
[III] el cuerpo causal (kârana-sharîra) contiene
[5] la envoltura de la dicha (ânandamaya-kosha).
En el centro : [6] el Ser (âtman).
Cada una de estas envolturas corresponde en sí misma a un grado de dicha. Si construyes tu vida de tal manera que sólo satisfagas la dimensión física de tu cuerpo, es muy probable que te encuentres insatisfecho o miserable después de un tiempo. Lo ideal es educarse para aprender a alimentar los distintos cuerpos que componen la vida de uno de manera que se satisfaga el alma (atman). A veces uno puede quedarse atascado en un grado por convicción. ¿No te has encontrado con personas de gran espíritu que disfrutaban de un gran conocimiento y cultura pero parecían insatisfechas o exasperadas? Probablemente, este comportamiento sólo era un signo de su incapacidad para nutrir las esferas más profundas de su ser. Puede que fueran inteligentes y cultos, pero no fueron capaces de alimentar su alma -quizá por un rechazo a todo lo remotamente espiritual- lo que genera este tipo de impresión desagradable (ânandamaya-kosha es la envoltura más cercana al âtman).
Un ritual
Establezca un programa, una rutina que le permita nutrir las distintas entidades corporales. Si descuidas tu cuerpo, ya sea físico, mental, intelectual o espiritual, estarás bloqueado en tu consecución de la felicidad completa. Por eso es importante que intentes satisfacer los diferentes estratos de tu felicidad de forma ideal diariamente o al menos semanalmente.
Alcanzar la felicidad profunda
Por lo tanto, para acercarnos a la felicidad profunda e inmutable, debemos conseguir elevar nuestra conciencia. Para ello, debemos trabajar en nuestra conciencia enseñando a absorber los pensamientos más puros en nuestros corazones y mentes. Esto implica desarrollar la caridad dando generosamente, desprenderse de los estímulos sensoriales para dar más espacio a la mente (y asignar la energía necesaria para este trabajo), rezar por el bien de los demás, aclarar los pensamientos mediante una forma de ascetismo si es necesario, y muchas otras cosas si este es el camino que te conviene. No hay una sola manera de despertar la conciencia, lo principal es poder profundizar en el dominio del camino que se ha elegido. Algunas personas son sensibles a la devoción, otras a la oración, la meditación, la caridad, la acción desprendida, etc. La idea es seguir un camino que se adapte a ti y mantenerlo.