Cuando las circunstancias se vuelven difíciles, la tentación es rendirse. Sin embargo, hay importantes lecciones que aprender de los momentos en los que hay que apretar los dientes. Veamos 4 razones para perseverar y una buena razón para no hacerlo.
La dificultad está ahí para llevarte al siguiente nivel
Un músculo necesita masa para fortalecerse. Un hombre necesita dificultades para desarrollar su inteligencia, su voluntad y su valor. La dificultad en sí misma es siempre una oportunidad para mejorar y pasar a una etapa superior. Los aviones necesitan una masa de aire opuesta para despegar, sin la existencia de este flujo se quedarían en tierra para siempre. Lo mismo ocurre con las personas que han hecho historia. Sin duda, había una semilla de esplendor dentro de ellos, pero fueron sobre todo las experiencias que tuvieron en el camino las que les dieron forma. Sin la adversidad, no habrían evolucionado, o al menos no habrían tenido motivos para hacerlo. En todos nosotros existe potencialmente la semilla de un nuevo Gandhi, pero si no nos enfrentamos a los mismos escollos y aceptamos los mismos retos que el Mahatma, al final nos desviaremos inevitablemente de su camino y su destino.
Alcanzar un nuevo nivel requiere tiempo
El impulso de abandonar suele estar relacionado con la falta de paciencia que todos tenemos en algún momento. Es por querer ir más rápido que la música por lo que acabamos desanimándonos. Tendemos a sobrestimar nuestros resultados a corto plazo, mientras que subestimamos nuestros resultados a largo plazo. Por eso es necesario recalibrar nuestras expectativas tanto a corto como a largo plazo. Si te desesperas, lo estás haciendo mal, necesitas mejorar tus habilidades para estar en línea con tus objetivos. Una pieza clave de sabiduría aquí es ser lo suficientemente paciente para alcanzar el nivel de competencia esperado para que pueda pasar al siguiente nivel en su viaje.
Si huyes de las dificultades, tarde o temprano las encontrarás en otra parte
Te guste o no, la dificultad de la que huyes un día, tendrás que afrontarla tarde o temprano. Por lo tanto, la mayoría de las veces es inútil huir de las dificultades. Cuando te rindes, apartas la vista por un momento de una mala reflexión (la misma que puso de manifiesto tus carencias), sin ver que sigues llevándote esas mismas carencias. Si te faltó paciencia para completar el proyecto A, es probable que también te falte en el proyecto B. Tarde o temprano tendrás que ser paciente, no importa si ocultas esta carencia y nadie la ve. En lo más profundo de tu ser se esconde este defecto que puede resurgir en cualquier momento. Por eso tienes que matar este defecto y es mediante la prueba a través de la experiencia que demostrarás que has superado tus propias carencias.
Conocerse a sí mismo
La dificultad nos permite encontrarnos con nosotros mismos. Sin un reto, es difícil saber quién eres realmente. Es a través de la confrontación repetida, a través de las victorias pero también de las derrotas que aprendemos quiénes somos realmente. Sin esto, estaremos constantemente en una reflexión ilusoria, en una serie de suposiciones, en fantasías de lo que imaginamos que somos.
La razón por la que deberías volver atrás: ser consumido desde dentro
A veces pensamos que es bueno perseverar pase lo que pase. Nada más lejos de la realidad. Hay momentos en los que es necesario dejarse llevar, y es cuando “perseverar” no rima con “preservarse”. Si tienes la desagradable sensación de que lo que estás haciendo, ya sea tu trabajo o el proyecto en el que estás inmerso, te está destruyendo poco a poco, es conveniente saber cómo tirar la toalla. Hay un proverbio chino que dice “si no te han matado, puedes volver a luchar”. Un muerto no puede volver a luchar, así que en cualquier proyecto en el que te embarques debes ser consciente de no sabotear tus dimensiones física (salud), emocional (salud mental), intelectual (tus capacidades) y espiritual. Un proyecto que merezca la pena debe estimularte a mejorar, no consumirte por dentro hasta convertirte en una sombra de ti mismo.
Por supuesto, cada proyecto importante le exigirá más o menos. Pero esto no debe mermar tu vida ni tu ética.
