Algunas vocaciones no merecen los sacrificios que conllevan.
Cuando te embarcas en una carrera, no aprecias del todo los entresijos. Puedes ver lo que ganas, pero no lo que pierdes. Ahí es donde radica el problema: sacrificas parte de tu vida sólo para descubrir que lo que has ganado no compensa las carencias resultantes de tu sacrificio.
Los distintos aspectos del progreso personal
Una vocación puede aportarte dinero, estatus social, prestigio, entusiasmo y poder. También puede quitarte tiempo (sobre todo el que pasas con tus seres queridos), descanso, progreso moral o espiritual, tranquilidad y, a veces, incluso tu honor.
Dinero frente a tiempo, energía y, a veces, honor
Todo es cuestión de equilibrio, pero es cierto que muy a menudo un trabajo que te paga mucho te exige dedicarle mucho tiempo. Existe una correlación directa entre salario y tiempo de trabajo. A veces es mejor sacrificar un poco de tu poder adquisitivo para recuperar tu tiempo. Todo trabajo exige el uso de nuestra energía, ya sea mental, física o emocional. Un trabajo puede ser un sumidero de energía (cf. empleo tóxico) que no deja espacio para otros desarrollos de nuestro ser. Ciertos empleos pueden incitarnos a engañar, ocultar o abusar de la credulidad de los demás. Aunque puedan enriquecernos, nos privan de algo mucho más precioso: nuestra integridad y honor.
Estatus social o poder frente a progreso espiritual y moral
El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente. Los grandes hombres son casi siempre hombres malvados. John Emerich Dalberg, Lord Acton
Para que una persona de poder mantenga su moralidad, debe dedicar tiempo a preservar su dimensión espiritual; de lo contrario, puede caer en las trampas de la arrogancia. Todo exceso de poder y consideración tiende a corromper nuestra naturaleza si no se contrarresta. Para contrarrestar este fenómeno, debemos aprender a “destruir nuestro ego” mediante la filosofía y la humildad ante Dios. Por supuesto, tal cosa lleva tiempo, así que volvemos a la necesidad de preservar nuestro capital de tiempo para no descuidar las demás esferas de nuestro desarrollo humano.
¿Cómo saber si merece la pena?
Si todo tu ser (mente, alma y cuerpo) te llama a seguir un camino, entonces debes hacer los sacrificios necesarios. Si el resultado es incierto y tu deseo es tibio, es mejor acumular más conocimientos sobre el tema antes de comprometerte en firme. A veces, simplemente aprendiendo más descubres una verdadera vocación y estás dispuesto a darlo todo. Otras veces, te das cuenta de que lo que buscabas es muy distinto de lo que pensabas, y es mejor cambiar de opinión. En cualquier caso, sigue buscando mientras persista la duda.