No envidies a los “ricos” porque al hacerlo estás despreciando tus otras 4 riquezas
El mundo actual nos empuja, consciente o inconscientemente, a asociar la idea de felicidad con la comodidad material, la riqueza financiera o incluso la opulencia. Esto no es en absoluto una revelación. De ello se deduce que los que tienen más capital son, en última instancia, los más felices. Cuando uno no disfruta de una gran riqueza, puede sentirse inclinado a envidiar o envidiar a esos dechados de felicidad. Sin embargo, al hacerlo, estamos revelando la riqueza oculta que tenemos. Veamos cuáles son estas riquezas para darnos cuenta de que el rico no es necesariamente la persona que creemos que es.
Tiempo
¿De qué sirve el dinero si no tenemos tiempo para nosotros mismos? No mucho, ciertamente. Por eso el tiempo es un bien que puede parecer escaso para los más ricos. La vida es así, cuando no te falta dinero, normalmente te falta tiempo.
¿Cómo puede aumentar el tiempo que tiene a su disposición?
La respuesta no es sencilla y depende sobre todo de su vida laboral y personal. Sin embargo, si te acostumbras a eliminar o simplificar ciertas cosas de tu vida diaria, tendrás más tiempo. Al preguntarse “¿realmente necesito hacer esto o aquello?”, reducirá potencialmente la cantidad de tiempo que dedica a ciertas actividades de su vida diaria. Lo mismo ocurre con sus gastos. Si consigues gastar menos, mecánicamente tendrás que trabajar menos, o al menos tendrás que trabajar menos porque tus necesidades habrán disminuido. Hay docenas y docenas de consejos para ahorrar tiempo, pero si tuviera que elegir dos, diría que hay que intentar trabajar en un entorno en el que se limiten al máximo las interrupciones (teléfonos, solicitudes de todo tipo, etc.) y realizar las tareas en bloques en lugar de dispersarse demasiado e ir de un lado a otro de las diferentes tareas.
Energía
¿Qué valor tiene el tiempo sin energía? Imagina que vas a tener dos semanas de vacaciones, pero tu trabajo te ha agotado tanto que tendrás que dedicar al menos una semana a recuperarte del cansancio acumulado en las últimas semanas. Este es un ejemplo de la idea de que el tiempo sin energía no vale mucho.
Su energía puede adoptar muchas formas. Puede ser tu energía física, que es tu capacidad de hacer un esfuerzo físico durante un tiempo determinado, o puede ser tu energía emocional, que es tu capacidad de tener compasión por los demás.
Salud
La salud es un bien precioso que a menudo se descuida porque lo damos por sentado. Sin embargo, si tienes mala salud, ninguna de las riquezas presentadas te ayudará. La salud es el tesoro de los pobres.
¿Cómo puede mejorar su capital sanitario?
Hay un tríptico a respetar que tiene un efecto multiplicador en tu salud. Se trata de la nutrición, el sueño y el deporte. Llevar una dieta equilibrada garantiza el suministro de nutrientes para el buen funcionamiento del organismo. Dormir lo suficiente (unas 8 horas, pero esto también depende de cada persona) permite que las células funcionen correctamente, especialmente las del cerebro. Por último, la práctica del deporte mantiene su capital cardiovascular.
Tranquilidad
La tranquilidad significa ser capaz de disfrutar del momento presente sin pensar en el pasado o estar ansioso por el futuro. Todas las riquezas del mundo no valen nada si has perdido la tranquilidad.
¿Cómo podemos ser más pacíficos?
Esforzarse por hacer el bien a nuestro alrededor ayuda a fortalecer nuestra paz mental. Actuando mal con los demás, nos creamos enemigos, hacemos crecer nuestro sentimiento de culpa inconsciente y perdemos la tranquilidad. Actuar con una mente amable y justa es un requisito previo para encontrar la paz interior. Desear el bien a los demás con sinceridad, en silencio, en lo más profundo de nuestro ser es salvador en este ámbito. Si proyectas odio a tu alrededor, no es de extrañar que pierdas la tranquilidad porque es una emoción antagónica. Intenta sembrar semillas de armonía y es probable que coseches paz interior. Por otra parte, la meditación puede ser un camino hacia la paz mental.
Dinero
La riqueza financiera es importante para garantizarnos un mínimo de comodidad y bienestar, pero no es suficiente para darnos la felicidad.
Si tomamos las cinco dimensiones de la riqueza, podemos entender fácilmente que siempre somos pobres de alguien o ricos de otro. Por lo tanto, es inútil tratar de compararnos porque no conocemos los detalles de la vida de las personas. Muy a menudo, lo que se nos muestra es sólo la punta del iceberg que queremos ver. Es inútil tratar de resumir la vida de alguien por la imagen que da a los demás. Por eso, si hay que recordar algo, es que es mejor concentrarse en preservar y desarrollar las distintas dimensiones de nuestra riqueza en lugar de desear constantemente ser otra persona y perder el tiempo lamentando nuestra existencia.
Nótese que cada una de estas riquezas tiene un efecto multiplicador colateral. Si eres rico en tu tiempo, por ejemplo, puedes aumentar más fácilmente tu energía, mejorar tu salud, tu tranquilidad y hacer crecer tu dinero.
Nota adicional (para aquellos que están abiertos a la reflexión espiritual sobre la idea de la comparación) para actuar más estoicamente:
Si te resulta difícil aceptar tu situación, intenta adoptar un sistema de creencias que te permita cambiar las cosas. La paradoja es que para cambiar las cosas, primero hay que reconocerlas como tales, por lo que hay que trabajar la aceptación. Piensa en la idea de karma (acción en sánscrito). Al nacer donde naciste, sólo has materializado la continuidad de las acciones pasadas. Lo que eres hoy puede ser sólo el resultado de tus vidas anteriores (de nuevo, tienes que suscribir la idea de la reencarnación). Al aceptar la noción del karma y de la transmigración de las almas, podrás situarte más en una línea de continuidad y dejarás de compararte con los demás al intentar comprender por qué el mundo es injusto.