La necedad suele ir de la mano de la pereza. A ti. Las personas que tienen una opinión fija sobre muchos temas sin haber estudiado la materia suelen ser lo que podríamos llamar imbéciles.
Pensar requiere esfuerzo, por eso la mayoría de la gente no piensa.
Es más fácil adoptar los pensamientos preconcebidos de los demás que decidirse a hacer tu propia investigación. Es tentador querer externalizar la actividad cerebral. Uno pensaría que así se ahorra tiempo, pero no es así. Si adquieres el hábito de tomar prestadas tus conclusiones de otros, estarás limitando tu vida.
La vida es una actividad cerebral
La vida consiste en resolver enigmas todo el tiempo. Si dejas de pensar, cada vez te resultará más difícil resolver problemas cada vez más difíciles.
El problema del ego
Nuestro principal problema es que no soportamos la incertidumbre y no admitimos que no sabemos algo.
En realidad, sabemos muy poco
Nuestro campo de especialización es muy limitado. Hay muy pocos temas que realmente hayamos investigado y reflexionado en profundidad. La mayoría de las veces, no sabemos nada, somos ignorantes y lo ignoramos, ése es el problema. El primer paso para aprender a pensar correctamente es reconocer que sabemos muy poco. Antes de llenarnos la cabeza, hay que calmar el corazón: la humildad es una de las claves del aprendizaje. Para aceptar la humildad, hay que empezar a apreciar este valor y desarrollar una identidad que le dé el lugar que le corresponde.
¿Cómo podemos ser más humildes?
La arrogancia nos guarda y nos vuelve estúpidos. La persona verdaderamente sabia es la que sabe que no sabe. Para desarrollar esta cualidad, hay que enfrentarse a cosas difíciles, como probar nuevas profesiones o actividades (deportivas, intelectuales, etc.). Al hacerlo, pronto te darás cuenta de que no sabes mucho. Una vez que hayas recibido tu dosis de humildad, podrás volver a ocuparte de tus asuntos. No obstante, es conveniente enfrentarse a las cosas difíciles con regularidad para mantener ese nivel de humildad en todo momento.
Una vez adquirida la humildad, empieza a desarrollar tu ética del trabajo
Cualquier cosa que requiera esfuerzo cerebral es buena para desarrollar la calidad de tu pensamiento. Hay miles de maneras de desarrollar tu capacidad cognitiva. La clave está en desarrollar los hábitos adecuados. Pensar bien no es un acto aislado, es el resultado de una serie de acciones acumuladas a lo largo del tiempo que llamamos hábitos. He aquí algunos hábitos importantes para desarrollar tu cerebro:
Leer:
Leer es un ejercicio complejo, ya que implica exponerse sin inmutarse a las profundidades de una conciencia (la de un autor) y sumergirse en sus pensamientos. En la vida cotidiana, nos cuesta aguantar monólogos; queremos participar y responder, y así establecer un diálogo. Por eso leer es un ejercicio difícil: hay que escuchar un pensamiento y callar. Pero no es así como se llega a nuevas ideas, porque para pensar se necesita la materia prima de las ideas. Igual que una locomotora necesita carbón, si dejas de suministrárselo, el tren se para. Lo mismo ocurre con los pensamientos: si dejamos de confrontarnos con nuevas ideas, damos vueltas en círculo y dejamos de pensar, aunque a menudo creamos lo contrario.
Escribir (o enseñar):
Escribir te permite sobre todo dos cosas: aclarar tus ideas y guardarlas para utilizarlas en el futuro. Si puedes escribir sobre un tema, lo recordarás mejor y te resultará más fácil hablar de él. Escribir o enseñar ayuda a consolidar los conocimientos e incluso a obtener nuevas ideas relacionadas. A menudo es escribiendo o enseñando como se nos ocurren nuevas ideas y podemos explorar otras perspectivas. Escribir es un hábito que hay que aprender, pero los beneficios son apreciables a largo plazo.
Emprender proyectos difíciles:
Un proyecto es el deseo de alcanzar un resultado concreto. Cuanto más difícil es ese resultado, más nos obliga a ser mejores personas, sobre todo en nuestra capacidad de pensar. Hay tantos proyectos posibles que prácticamente no hay límites. Veamos dos ejemplos que me parecen difíciles y que requieren desplegar recursos mentales superiores a la media por la dificultad que entrañan. El primero es el emprendimiento en línea y el segundo es la comprensión de la psicología humana. En muchas situaciones, los seres humanos pueden resultar desconcertantes en su absurdo o estupidez, lo que puede llevarnos a querer abandonar nuestra comprensión de las personas y decir simplemente: “la naturaleza simplemente explica la diferencia entre las personas”. Esta afirmación no carece totalmente de sentido; en efecto, hay diferencias en la naturaleza que explican las diferencias en la psicología humana. Sin embargo, la naturaleza por sí sola no puede explicarlo todo, y es necesario un enfoque más holístico para comprender mejor a las personas. Esto implica interesarse por temas como la historia, la sociología, la antropología, la filosofía e incluso la espiritualidad para intentar desarrollar una comprensión más íntima de una persona que nos parece extraña. Aprender a comprender significa aprender a ser compasivo, aprender a amar. Por eso amar es difícil; es un acto mucho más exigente que odiar; requiere investigación, perseverancia, paciencia e inteligencia que el odio no necesita. Odiar es fácil, por eso muchos preferimos odiar: ¡pereza una vez más!
Emprender en línea (y no sólo en línea) es un proyecto difícil. Hay que dominar innumerables habilidades y conocimientos antes de poder aspirar a empezar a ganarse la vida con ello: creación de sitios web, marketing digital (túnel de ventas, redes sociales, marketing por correo electrónico, etc.), creación de contenidos, creación de productos, etc. Emprender es un mundo en sí mismo y requiere una verdadera complejidad mental. Es un poco como entender a las personas: no se improvisa de la noche a la mañana. Se podría decir que todo lo que requiere cierta complejidad para tener éxito es necesariamente bueno para desarrollar el cerebro. El truco está en ser capaz de desarrollar las habilidades a lo largo del tiempo y ser capaz de ver las conexiones que existen entre las áreas en cuestión.
Pensar también con el corazón
El corazón es donde residen las cualidades nobles de una persona. Pensar con el corazón es poner luz y amor en nuestro pensamiento. Es arrojando un poco de luz sobre un tema como somos capaces de comprenderlo. Desarrollar la virtud es una forma de alejarse de la estupidez, porque la virtud requiere esfuerzo y creer en la inteligencia y en una forma de justicia. La virtud adopta muchas formas, y todas ellas contribuyen a alejarnos de la pereza y, por tanto, de la estupidez: valor, paciencia, perseverancia, abnegación, verdad, honradez, perdón y benevolencia.
