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Déjate engañar, así es como se hace la selección

La técnica del “tonto”

“Si eres amable, la gente se aprovechará de ti.” Pues bien, esta regla es perfecta, y debería animarte a ser amable. ¿Por qué? Simplemente porque te permitirá formarte una opinión rápida sobre alguien.

Si alguien toma tus gestos de atención como debilidad y te trata con desprecio, sabes inmediatamente que tienes delante a un patán, un grosero o incluso una auténtica basura. Ser amable es una excelente manera de identificar rápidamente a quienes no son buenos para ti.

No te fíes de lo que dice la gente. Observa atentamente cómo reaccionan ante tus buenas acciones.

Cuando hayas identificado a las personas poco evolucionadas, deja de tratarlas

Si el adagio previamente citado —y verdadero— resulta doloroso, es porque la mayoría sigue actuando con amabilidad hacia quienes los maltratan. Esta forma de actuar es un ideal espiritual, como el de Jesús, pero pocos lo hacen de corazón. Hay que actuar con amabilidad siempre que lo hagamos con amor, no a regañadientes.

Donde Jesús era un maestro era en amar sinceramente, con un amor profundo, a los seres que lo odiaban. Si no eres capaz de tal hazaña, lo mejor es dejar de tratar con los groseros en cuanto los identifiques.

El objetivo no es ser ingenuamente amable, no. Se trata de abrir puertas y ver cómo reaccionan las personas, como en el judo. La amabilidad es una prueba, una especie de radar que te permite desenmascarar rápidamente a las personas malintencionadas. Es como ofrecer la espalda… para luego ejecutar un “ippon seoi nage.”

El judo como modelo

El judo es un arte marcial que podría considerarse pacífico. Mientras nadie ataque a un judoka, no le pasa nada. Pero si alguien ataca, es su propia energía la que lo hace caer.

Ser ingenuo para observar

No siempre es necesario mostrarse ingenuo, especialmente si ya sabes con quién tratas. Sin embargo, si aún no tienes una idea clara de alguien, siempre es bueno ser amable y generoso para observar su reacción.

A veces, tendrás que esperar, porque algunos esconden su juego más tiempo del esperado. Pero a menudo, basta con ser amable para que un grosero muestre su verdadero rostro.

La idea no es fingir amabilidad: hay que ser sinceramente benevolente, pero también saber distanciarse de quienes se comportan mal cuando constatamos que abusan de nosotros.

Algunas situaciones no se prestan a esta estrategia, por ejemplo, cuando intercambias brevemente con un comerciante. Ser amable requiere tiempo y atención, lo que explica por qué no siempre tenemos los recursos para serlo constantemente.

Filtrar y retener: el arte de decantar

Verás lo fácil que es eliminar a la mayoría de las personas que te rodean con esta técnica. Te ahorra muchísimo tiempo para desenmascarar a quienes no valen la pena.

En este sentido, ser amable y parecer “ingenuo” es una ventaja indiscutible. Las personas famosas o poderosas no tienen este privilegio: su reputación las precede, inspira miedo y reverencia. Siempre están rodeadas de aduladores y cortesanos, lo que dificulta el filtro a su alrededor.

Para ellos, esta técnica también funciona, pero requiere más tiempo. A menudo, deben recurrir a un tercero anónimo, pero esto implica confiar plenamente en esa persona.

Aplicando esta estrategia, eliminarás fácilmente al 70 % de las personas. Para conservar solo el 5 % en tu círculo cercano, existen otros dos métodos:

Estar en mala posición o dar al otro un poder relativo

El poder corrompe, y el poder relativo también. El poder relativo se refiere al poder que alguien posee en un contexto específico en comparación con otro.

Imagina que tienes un amigo que conoces desde hace tiempo y le has prestado dinero. La lógica diría que el acreedor está en posición de fuerza. Sin embargo, las personas deshonestas a veces tienden a pensar lo contrario y abusan de esta situación.

El hecho de que te deban dinero puede, para algunos, darles la ilusión de tener poder sobre ti. Creen que pueden manipularte. Así, al dar un poder relativo a alguien, encuentras una manera de ponerlo a prueba de otra forma.

Existen otras formas de dar un poder relativo: enfermarse, prestar un objeto valioso, confiar un secreto, expresar amor o estima, etc.

Ser amable es, en realidad, una manera sutil de conferir un poder relativo a los demás. Muchos no ven la fuerza que se esconde detrás de la generosidad, la benevolencia o la compasión.

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