¿No sientes que cuando te levantas por la mañana estás un poco diferente? Tus sueños han dejado una huella en ti que no te hace insensible. Estas influencias de los sueños operan como el limbo del que renaces cada mañana. Por supuesto, eres la misma persona. Sin embargo, tus pensamientos y sentimientos pueden cambiar mucho de un día para otro. Así que, ¿por qué no considerar el día como una vida?
El día comienza como la vida. Por la mañana estamos llenos de espíritu y energía y por la noche reflexionamos sobre lo que hemos logrado durante el día. Como la vida, el día tiene sus altibajos, sus logros y decepciones. Siempre estamos buscando consejo y sólo cuando despertamos encontramos las respuestas a algunas preguntas. Tal vez sea lo mismo para los niños que parecen albergar una sabiduría inocente cuyos secretos hemos olvidado al crecer.
Cada mañana renacemos como las flores que florecen a la luz del día. Cada vida es una promesa y la muerte una incógnita que podemos vislumbrar a través de la experiencia del sueño.
Si elegimos vivir un día como vivimos una vida, tal vez ésta tenga éxito.
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