El mal es fuerte al principio y débil al final. El bien es débil al principio y fuerte al final.
Cuando empezamos una carrera, tenemos la tentación de elegir la profesión que maximice nuestros ingresos y a veces ignoramos la moralidad. Al hacerlo, conseguimos una ventaja sobre los demás, pero descuidamos el coste de oportunidad de no actuar por el bien de los demás y de nosotros mismos al final.
El coste de oportunidad de no hacer el bien
Cuando estás comprometido al 100% con tu carrera pero no prestas atención a los intereses a los que sirves, estás perdiendo oportunidades de ser más feliz. Tarde o temprano querrás ser plenamente feliz y la verdadera felicidad es la que contribuye a la felicidad de los demás. La felicidad egoísta es sólo una felicidad limitada. La vida es una sucesión de elecciones. Elegir sólo actuar por egoísmo nos pone en un camino que nos aleja de nuestra buena naturaleza y nos transforma. Incluso si finalmente elegimos volver sobre nuestros pasos hacia un camino mejor, habremos perdido el tiempo y el camino equivocado nos habrá contaminado de alguna manera. Puede que estemos amargados y desmagnetizados. Tardaremos mucho tiempo en alcanzar -si es que podemos hacerlo- a alguien que haya tomado la decisión correcta.
Sólo necesitas tomar 4-5 buenas decisiones en tu vida
Si te fijas, tu vida está determinada por unas pocas decisiones: dónde vives, con quién te casas, qué trabajo tienes, etcétera. Para ser feliz, tienes que decidir sobre unas pocas cosas, pero tienes que dedicarles todo el tiempo y la atención posibles. El problema es que a veces nos falta discernimiento: pasamos tanto tiempo eligiendo nuestra próxima película en Netflix como la universidad en la que vamos a estudiar (apenas exagero). Necesitamos asignar los máximos recursos de tiempo y atención a decisiones que tendrán un enorme impacto en nuestras vidas para tener “éxito” y ser felices.
Ser egoísta es ser altruista
Antes he escrito que no debemos ser egoístas porque no nos garantiza una felicidad óptima. Depende de lo que entiendas por egoísta y yo diría que todas nuestras elecciones, incluso las más altruistas, son en realidad egoístas porque nos conducen a la felicidad, la única diferencia es que hay varios niveles de egoísmo. Existe el egoísmo puro, que debemos evitar, pero también existe el egoísmo altruista, que debemos buscar. El altruismo puro no existe o quizás en unos pocos seres iluminados (Buda, etc.).
No dar las gracias
La cortesía nos enseña a dar las gracias, pero dar las gracias es quitar poder sobre quien nos ha ayudado. Es un mísero regalo para alguien que puede habernos servido enormemente. La mejor manera de dar las gracias no es con palabras, sino con hechos.
La cortesía nos enseña a dar las gracias, pero dar las gracias es quitar poder a quienes nos han ayudado. Es un regalo insignificante para alguien que puede habernos prestado un gran servicio. La mejor manera de dar las gracias no es con palabras, sino con acciones, porque es mucho más costoso.
El hedonismo material conduce al nihilismo, sé un hedonista de las ideas
Perseguimos el hedonismo material porque pensamos que nos llevará a la felicidad. En parte por eso queremos enriquecernos. Sin embargo, este hedonismo tiene graves consecuencias para el bienestar de quienes nos rodean. Para satisfacer el placer del cuerpo, se somete a los animales y a las personas. Para evitarlo, hay que trasladar el deseo de placer al ámbito de las ideas. Acumular conocimientos a través de la fuente inagotable que representan los libros es una forma de satisfacer la necesidad de infinito y perjudicar al menor número posible de personas.
Si se avanza rápido en la superficie, se avanza lento en la profundidad
Otro aspecto de nuestro progreso moral es que suele ser lento. Para lograr un cambio profundo, necesitamos darnos tiempo para asimilar y adoptar nuevas ideas. A veces tenemos la sensación de progresar rápidamente porque nos va muy bien desde el punto de vista material, pero en este caso suele significar que no hemos cambiado realmente en profundidad, sino que hemos ganado confianza.
Emprender como forma de ser mejor persona
Emprender es duro. La competencia es feroz. Un empresario está lejos de la comodidad acogedora de ser un empleado o un funcionario. La forma más eficaz de avanzar en la empresa es ser mejor, más disciplinado, más exigente consigo mismo, más paciente, más trabajador, más implicado, más dispuesto a aprender. La dificultad del empresario es un excelente camino para el desarrollo personal.
La fuerza de no tener elección
Otra forma de mejorar es simplemente no tener elección. Cuando las circunstancias son difíciles y no tenemos más remedio que superarlas, nos volvemos mejores. Hay situaciones que nos obligan a no tener elección y hay otras situaciones que podemos recrear artificialmente para que no tengamos más remedio que ser mejores o más fuertes.
Elige bien a tu gurú
Consciente o inconscientemente, elegimos a personas como modelos a seguir. Al hacerlo, nos parecemos a ellas. Por eso es necesario saber adónde quieres ir antes de seguir ciegamente a alguien. He aquí algunos requisitos para encontrar a la persona adecuada:
– ¿Comparte nuestros valores?
– ¿Ha conseguido lo que yo quiero conseguir?
– ¿Tiene una personalidad agradable?
– ¿Me ayuda a superarme?
Para concluir:
– Hay diferentes formas de mejorar, la clave es elegir un camino y seguirlo con perseverancia y disciplina y contar con personas de confianza que te digan si vas por el buen camino