Hay momentos cruciales en nuestras vidas donde vemos a la Providencia extendiéndonos la mano. Estos momentos son puntos de inflexión que debemos saber aprovechar, ya que nuestro futuro puede cambiar completamente.
La suerte solo sonríe a las mentes bien preparadas. Louis Pasteur
Hay varias formas de perder la oportunidad de encontrarse con su baraka, pero diría que principalmente existen dos razones para ello: la falta de fe / confianza en sus posibilidades y la falta de trabajo / esfuerzo / preparación. Estos dos aspectos están relacionados: alguien que cree en sus posibilidades tenderá a trabajar más duro, mientras que alguien que se esfuerza mucho tenderá a tener más confianza en sí mismo. Para aprovechar la baraka en el momento oportuno, es necesario fortalecer el corazón y la mente.
La suerte viene con la fe
Tu relación con Dios, los ángeles u otras entidades celestiales determina en gran medida cómo enfrentas el futuro. Si crees en Dios, tenderás a ser más positivo y a aprovechar las oportunidades cuando se presenten ante ti. No es de extrañar que la palabra baraka tenga sus raíces en la espiritualidad, ya que proviene del árabe “بركة”, que significa bendición de Dios y prosperidad resultante para el hombre.
Esencialmente y etimológicamente, para aumentar tu baraka, debes acercarte a Dios, lo que significa, por ejemplo, rezar más a menudo y abordar el mundo con más pureza.
La paciencia es parte de la fe
A menudo nos sentimos decepcionados cuando no logramos materializar ciertas cosas y nuestras realizaciones tardan en concretarse. Debemos decir que Dios nos pone a prueba y que la paciencia es una parte integral de las cualidades del creyente. Soportar la adversidad con paciencia, templanza y resolución es una manifestación externa de una fe importante.
Desarrolla tu baraka
Si no deseas adherirte a ideas espirituales, eso es completamente aceptable, sin embargo, no debes dejar de esforzarte. Tienes la oportunidad de atraer la suerte mediante tu resolución de dar lo mejor de ti mismo a pesar de no creer en Dios. Diría que si crees en ti mismo, de hecho, ya crees un poco en Dios.
