Las malas decisiones que tomamos en nuestra vida se deben a miedo, avaricia o sensualidad, en resumen, a falta de sabiduría. Retrospectivamente, las decisiones que hemos tomado mal siempre han sido justificadas por una de estas tres cosas. Por eso, para optimizar la toma de decisiones, es recomendable simplemente invertir en tu propia sabiduría. La suerte favorece al sabio iluminado.…
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