La capacidad de atraer es elogiada tanto en las revistas de psicología como en las de gestión. Antiguamente considerada un pecado o una transgresión—¿no fue la serpiente la que sedujo a Eva y a Adán, o no fue París el que sedujo a Helena para llevársela y conducir a la guerra de Troya?—hoy en día, la seducción es una herramienta más en el arsenal del poder. Robert Greene, el autor de “El Arte de la Seducción,” lo expresó bien en su libro: la seducción forma parte del mundo empresarial, el cual observó y, en cierta medida, infiltró, habiendo ocupado más de 80 pequeños trabajos, desde camarero hasta cocinero, pasando por profesor de idiomas en varios países. La etimología de la palabra es simple: del latín “se” (“para uno mismo, hacia uno mismo”) y “ducere” (“conducir”), significa literalmente “conducir hacia uno mismo,” como las plantas carnívoras que devoran a las moscas que primero atraen. La seducción es sin duda un arma, pero ¿debería usarse?
La Seducción: El Arma de los que No Pueden Recurrir a la Fuerza
Durante mucho tiempo, la seducción se asoció con las mujeres, ya que era una herramienta necesaria para sobrevivir en un mundo lleno de peligros. De hecho, el mundo de hace no tanto tiempo—y diría que incluso el de hoy—estaba dominado por los hombres, quienes no dudaban en usar la fuerza para imponer su voluntad. Las mujeres tuvieron que idear estrategias para encontrar un lugar en este mundo hostil. El hecho de que el mundo recurra cada vez más a la seducción es un signo de que es menos propenso a la fuerza bruta, lo que probablemente sea algo bueno. Dicho esto, un mundo ideal sería uno en el que ni la fuerza ni la seducción sean necesarias para que la verdad triunfe. Puede que sea ingenuo e ilusorio pensar en esto, pero si la fuerza y la seducción son necesarias, probablemente sea porque están ahí para ocultar la verdad.
Ser Atractivo
Ser atractivo no es lo mismo que ser seductor. Un seductor es alguien que usa sus cualidades para beneficio propio, lo cual es una forma de corrupción. La persona atractiva resplandece sin que se le pida servir a ningún interés personal. Por supuesto, alguien atractivo puede seducir, pero no lo hace de manera intencional. La capacidad de ser atractivo es el resultado de un enfoque personal desinteresado. A diferencia del seductor, que es una forma de atracción consciente, la persona atractiva es una especie de belleza que no es consciente de sí misma. El seductor es narcisista, mientras que la persona atractiva tiene poca conciencia de sí misma y cultiva una forma de pureza.
¿Por Qué Deberías Buscar a Personas Atractivas en Lugar de Seductoras?
Buscar a una persona atractiva es acercarse a alguien que es auténtico y vulnerable. Es más fácil conocer verdaderamente a una persona atractiva que a un seductor. Tienes menos probabilidades de ser manipulado y, al final, menos probabilidades de ser traicionado. Un seductor busca satisfacer una necesidad o un deseo, también busca usarte, mientras que una persona atractiva busca conocerte.
¿Cómo Volverse Atractivo?
Debes buscar agradarte y honrarte a ti mismo. Lo que es bastante sorprendente es que el seductor busca el amor de los demás y una forma de validación, mientras que la persona atractiva busca amarse a sí misma con un amor verdadero un poco más cada día al realizar actos honorables. Este enfoque luego la hace estar desapegada del mundo porque su fuerza la encuentra en otro lugar que no es su relación con el mundo exterior. Existen varios niveles de conciencia; David R. Hawkins los resumió como “poder vs. fuerza.” Los seductores se alinean con la fuerza, es decir, necesitan a otros para sentirse fuertes. Las personas atractivas encuentran su fuerza en sí mismas; están más alineadas con el “poder” según Hawkins. Su contribución es positiva hacia el mundo, a diferencia de los seductores.