Momentos duros, alegres, dulces, amargos… una alfombra de colores que llamamos “Vida”, estos momentos están tan ligados entre sí que no se podría elegir uno y descuidar el otro.
Entonces, ¿por qué tendemos a elegir los momentos felices y a rechazar los acontecimientos amargos? ¿Cómo sería una vida llena de alegría y emoción? ¿Hay alguna armonía en sabores aparentemente opuestos de la vida? ¿Cuál es el motivo de esta huida de los momentos dolorosos?
Estoy seguro de que no tengo las respuestas a estas preguntas, pero tengo algunas sugerencias. Nombrar los acontecimientos podría ser complicado y podría adormecerte en lugar de tener la mejor reacción. El mejor intento sería observar la conexión de los acontecimientos y acostumbrarse al sabor mixto de la vida antes de limitar tu gusto a un sabor específico. Cuestionar los marcos fijos sería el paso previo para ver la realidad de los acontecimientos, y salir de una lente enfocada para poder ver la visión amplia.
Puede que no siempre te dé la respuesta a tu búsqueda, si sigues mirando la vida mientras proyectas tus ideas e ideales sobre la vida.
Por lo tanto, dejar suficiente espacio para no conocer los resultados del priorato sería también beneficioso para aprender del flujo de la vida, y al final tu perspectiva no sólo debería ser vasta en 3 dimensiones, sino también vasta en 4 dimensiones teniendo en cuenta el tiempo. Esto te daría una amplia perspectiva de la vida, si sigues observando el paso de la vida en el tiempo y no te quedas estancado en un punto de tu momento triste o alegre.
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