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Reconectando con el camino de nuestra grandeza

La vida se resume en una serie de decisiones que tomamos como un tren que toma la vía que le sugiere el interruptor. Todas estas elecciones juntas definen quiénes somos y, en última instancia, nuestro destino final es la marca de esa realidad. ¿Cómo podemos volver a la grandeza cuando no supimos o no pudimos tomar las decisiones correctas a tiempo? El camino puede ser largo, pero es posible recuperar nuestra trayectoria si tenemos la fuerza y la determinación de hacerlo.

Hay decisiones cruciales que tienen un impacto duradero en nuestras vidas. Estas decisiones tomadas en momentos fatídicos suelen ser a una edad temprana. Entendemos que un microcambio al principio de la carrera será más impactante a la manera del ejecutado en los primeros momentos de la trayectoria de un cohete que al final de su viaje. Por eso, tomar las decisiones correctas al principio de la vida requiere menos esfuerzo que tomarlas más tarde para conseguir el mismo resultado.

Aunque no hayamos tenido la sabiduría o el entorno que nos guió por el camino correcto, podemos tomar la resolución como adultos de cambiar nuestras vidas para mejor. Hay que saber reconocer los ingredientes que pueden influir en nuestro destino. Nuestros amigos y nuestro trabajo son dos elementos importantes que nos moldean, lo queramos o no. A veces es necesario romper una mala dinámica abrazando un camino radical que rompa con lo que hemos estado haciendo hasta ahora. Esta búsqueda no debe decidirse a la ligera, pero cuando lleguemos a una conclusión, sólo tenemos que armarnos de valor y pasar a la acción. Los cambios en la vida requieren audacia y reflexión. Ambos ingredientes son necesarios en nuestras propias proporciones. Una compensa a la otra, pero ambas tienen ciertamente su papel. Estos cambios pueden adoptar la forma de un viaje, un encuentro, un proyecto, una ascesis, etc. Necesitamos sentirnos empujados hacia algo que pueda impresionarnos o incluso intimidarnos por su novedad. Este miedo escénico puede ser incluso una señal de que estamos alejando nuestra famosa zona de confort. Sin embargo, no debe ser una excusa para huir de una situación porque en este caso la encontraremos tarde o temprano en nuestro camino, por lo que debemos coger el toro por los cuernos.

Edward

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