Argumentos del libro de Cal Newport “Tan bueno que no pueden ignorarte”.
Un mantra se ha ido imponiendo poco a poco en la sociedad actual y especialmente en el ámbito profesional. Este mantra es “Haz lo que te gusta”. Aunque esta invitación es tentadora, también es peligrosa. Al menos eso es lo que intenta decirnos Cal Newport en un libro publicado en 2012. Veamos por qué.
En realidad, hay dos tipos de pasión: la que es accesible para todos y la que requiere más tiempo. Si preguntas a la gente de tu entorno cuáles son sus pasiones, es probable que te digan: el golf, la pintura, la equitación, el senderismo o los videojuegos. ¿Cuántos de tus amigos han convertido alguna de estas pasiones en una profesión? Es seguro que pocos lo han hecho. Pero, ¿todas las personas que te rodean son infelices en el trabajo? Es bastante improbable.
Para ser feliz en el trabajo, hay que construir una pasión de nivel 2, es decir, no es tan accesible como un deporte de equipo, aunque contenga ingredientes similares.
Lo que los estudios demuestran es que las personas más felices en el trabajo son las que han desarrollado el suficiente dominio para disfrutar de los frutos de éste. Lo mismo puede ocurrir con una pasión de nivel 1, pero su tiempo de aprendizaje es más corto. Tal vez no recuerdes que jugar al tenis no es muy agradable al principio porque es muy difícil colocar la pelota en el lugar correcto. Un trabajo funciona de forma muy parecida, si te apetece abandonar el barco, puede ser que no hayas adquirido suficientes habilidades para disfrutarlo. La idea es que un trabajo puede ser divertido cuando se conocen las reglas y se domina a los demás en esa disciplina.
Como todo, dominar un trabajo lleva tiempo. Algunas manualidades llevan más tiempo que otras. Por eso Cal Newport nos insta a adoptar la mentalidad del artesano, que consiste en centrarse en mejorar continuamente nuestras habilidades. La práctica deliberada es la mejor manera de alcanzar el máximo nivel de dominio en un campo. El problema es que la mayoría de la gente se detiene cuando ha alcanzado un nivel satisfactorio de habilidad, cuando todavía puede mejorar. En esencia, lo que hace feliz a la gente, ya sea en el trabajo o en la vida en general, es la idea de progresión. Lo ideal es que sea un concepto para toda la vida.
Más allá de la maestría o la alta competencia, hay dos ingredientes esenciales para que un trabajo te haga feliz. Son la autonomía y su dimensión relacional. Cuanta más autonomía te da un trabajo y más te conecta con la gente que te gusta, más felicidad aporta a tu vida. Esto va más allá de la simple pasión por el windsurf o el snowboard, que es cierto que a veces se puede hacer en grupo.
Su nivel de compromiso y dominio tendrá un impacto directo en la forma de ver su trabajo:
Trabajo en el sector de la alimentación: niveles limitados de competencia y compromiso
Carrera: niveles intermedios de compromiso y habilidad
Vocacional: altos niveles de habilidad y compromiso. Este trabajo es una parte importante de su identidad. Es una gran satisfacción en su vida, a menudo a la par que su vida personal y familiar.
Lo paradójico de este triple factor es que dos de ellos suelen funcionar en el vacío el uno para el otro. Si no eres muy bueno en algo, normalmente no se te pide que hagas nada. Por el contrario, cuando te conviertas en un experto, tu tiempo estará controlado al convertirte en un recurso valioso para las entidades a las que prestas servicio. Por lo tanto, es importante tener en cuenta que, aunque se encuentre en un entorno de trabajo que le pone en contacto con personas interesantes y atentas, el hecho de que esté aumentando sus habilidades puede llevar a un estancamiento de la satisfacción simplemente porque se está ejerciendo más control sobre usted. Para evitar este estancamiento, debe ser proactivo y tratar de poner en marcha sistemas que le permitan delegar con habilidad o limitar su contribución durante el día para que pueda utilizar su tiempo como desee.
Cuanto mejor seas en lo que haces y más experiencia adquieras, más aumentarás tu capital profesional. Este capital puede cambiarse posteriormente por dinero, estatus, prestigio u otros beneficios. La mayoría de las veces, cuando alguien decide hacer un cambio radical en su carrera, lo hace en nombre de una causa que desea perseguir. Si este cambio implica empezar de cero y, en particular, pasar por la casilla de “educación”, uno podría estar tentado de decir “¿por qué no? “. Sin embargo, es un proceso que requiere mucho tiempo y hay que tener buenas razones para dar el paso. Cal Newport aboga por tener un nivel de capital profesional lo suficientemente alto como para poder utilizarlo para seguir una segunda trayectoria profesional acorde con nuestras aspiraciones más profundas sin tener que empezar de cero.
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