La agitación tecnológica ha difundido masivamente la idea de la no-linealidad en todos los campos de la vida, ya sea la economía, el trabajo o el pensamiento.
La generación mayor está dominada por la idea de que las ganancias están correlacionadas con los esfuerzos y que la influencia es lineal, ya que un individuo no puede trabajar de forma exponencial, hay un límite biológico. El efecto de palanca que ofrece la multiplicación infinita de un mensaje publicitario hace que el esfuerzo sea menos atractivo. Los niños y adolescentes están más inclinados que nunca a encontrar atajos para lograr un resultado, con la idea misma de que el trabajo es una visión arcaica de la relación a ganar. Ciertamente, la pereza puede tener ciertas virtudes cuando obliga a buscar la eficiencia. Sin embargo, hoy en día, la pereza en sí tiende a desaparecer, ya que el trabajo ya no puede ser utilizado como valor de referencia. Así, la no linealidad puede explicarse por la adopción de una entidad con vocación lineal – el ser humano – para creer que puede obtener ganancias no lineales como las máquinas.
La humanidad ha estado cohabitando intensamente durante dos décadas con Internet, de modo que hoy en día nos consideramos máquinas y olvidamos que estamos limitados por las realidades biológicas. Al crecer con un teléfono móvil en la mano, los niños vienen a tomar este dispositivo para su prójimo. Este es quizás el mayor escollo al que se enfrenta la nueva generación, a saber, vivir como humanos a pesar de la omnipresencia de las máquinas.
He aquí una lista no exhaustiva de las características que hacen que los humanos sean menos competitivos con las máquinas y otros algoritmos:
la necesidad de descansar…
la lenta curva de aprendizaje
la necesidad de comer
la necesidad de estima
la necesidad de realización
El hombre es pensado a priori para actuar y mejorar gradualmente. La plasticidad de nuestro cerebro hace que el tiempo de aprendizaje sea mucho más lento que el de una máquina.
Hay por supuesto una plétora de ejemplos de éxito deslumbrante, pero estos son sólo los árboles que esconden el bosque de personas que han tenido éxito al precio de un trabajo regular y constante durante un largo período de tiempo. Es mejor pensar en ti mismo como un artesano que como un influyente. Un artesano tiene un valor añadido que ofrecer, tiene una reputación que ha construido a largo plazo, su enfoque es más humano que las estrellas de la red.
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