La gente aspira a ser líder, pero la mayoría de las veces sólo tiene una visión superficial de lo que eso implica.
El conocimiento íntimo de un tema, fruto del conocimiento teórico, la reflexión y la aplicación, es lo que da lugar al liderazgo en cualquier campo. Si quieres liderar un grupo de personas, tienes que ser mejor que las personas que lo componen, de lo contrario no tendrás ninguna legitimidad. La gente te acepta como líder no porque les domines, sino porque te necesitan, porque pueden aprender y crecer a tu lado.
Si quieres tener ventaja sobre alguien, esa persona te necesita. Si eres un experto en un campo, es normal que tengas una autoridad natural sobre las personas que quieren mejorar en ese mismo campo.
Si te centras en el exterior, en la postura, la actitud y la autoridad, encontrarás muchos problemas en tu búsqueda del liderazgo. Por lo general, no se engaña a la gente. Pueden ver a través de las apariencias y detectar rápidamente si están tratando con un verdadero líder o con un impostor. Puedes imponerte por la fuerza, como harías con los animales salvajes, y eso puede funcionar durante un tiempo, pero incluso entonces te pueden comer si no tienes cuidado. Alternativamente, hay una forma más sutil de hacerse oír, y es haber trabajado interiormente con la luz.
La luz es conocimiento, sabiduría, conocimiento de alto nivel que nos acerca a la verdad. Nadie es indiferente a alguien que ha estado cerca de la verdad. Si has estado trabajando en ti mismo durante meses o incluso años, tendrás una ventaja sobre los demás que no lo han hecho. Te ganarás casi al instante el respeto de la gente de tu audiencia. Tu aura habrá adquirido un cierto matiz y el aura de los presentes será consciente de ello, por lo que la gente te escuchará con mayor atención.
Más allá de la competencia, existe el nivel espiritual que nos permite comunicarnos de la forma más íntima sin necesidad de hablar. El alma es el elemento más infinitesimal de cada individuo. Si consigues elevar tu alma, podrás llegar a más gente. El trabajo sobre el alma es el más profundo y laborioso, pero es el más fructífero. Por el contrario, si te centras en el exterior, llegarás rápidamente a un límite que los demás también notarán. Así que, para lograr un verdadero liderazgo, es mejor hacer el trabajo duro en lugar de buscar atajos. Lo primero que puedes hacer es comprometerte a ser extremadamente exigente contigo mismo y trabajar desde hoy para actuar de forma más ética. Lo segundo, dar prioridad a profundizar en tus conocimientos para convertirte en uno de los mejores.
Situarse por debajo de los demás significa ni más ni menos que servir, ser útil. Si sirves, creas un vínculo de dependencia, un lazo indestructible que invierte el equilibrio aparente del poder.
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