Los principales trastornos del alma provienen de un ego demasiado presente. El ego nos hace sufrir más de lo necesario porque nos desconecta de la verdad absoluta, la cual afirma que no hay una diferencia fundamental entre nosotros y los demás, y que, en última instancia, todos estamos conectados entre sí. Esta verdad, por supuesto, no es accesible ni palpable…
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