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2 condiciones + un extra para que una pareja funcione

Existe una tendencia a poner el carro delante de los bueyes cuando se trata de encontrar una pareja para toda la vida. La belleza o la riqueza son sólo ingredientes secundarios para que una relación dure. Echemos un vistazo a los dos ingredientes esenciales que hacen funcionar el motor del matrimonio.

Una misión común

Para que una pareja funcione a largo plazo, debe haber una convergencia de misión, es decir, un gran objetivo que alcanzar, la razón por la que vinieron a la tierra. Cuando la misión es diferente, uno u otro tendrá necesariamente que transigir, lo que puede causar decepción y frustración. A veces ni siquiera se trata de una misión diferente, porque uno de los miembros de la pareja en realidad no tiene ningún deseo de cumplir una misión concreta. Si te emparejas con alguien negativo o tóxico, es posible que rebajes tus objetivos y, en última instancia, no consigas cumplir tu misión.

Valores compartidos

Los valores compartidos también son importantes y ocupan el segundo lugar en esta clasificación. Muchas parejas comparten valores comunes, pero el problema es que no tienen la misma misión, lo que conduce a un callejón sin salida. Los valores sustentan la misión que se quiere alcanzar. Están ahí para crear lazos fuertes, un esprit de corps, podríamos decir. Es un poco como un equipo deportivo, hay que permanecer unidos y compartir valores de respeto y apoyo mutuo. Ahora imaginemos que en este equipo hay personas que quieren ganar la Copa del Mundo de Rugby (mentalidad de atleta) y otras que sólo quieren pasar un buen rato (mentalidad de ocio). Puedes ver que aunque estos dos tipos de miembros comparten valores de apoyo mutuo, sus misiones están en conflicto directo. No es razonable esperar que jueguen mucho tiempo en el mismo equipo. He utilizado un ejemplo bastante caricaturesco, en realidad estos perfiles no podrán jugar más de un partido de rugby juntos. En la vida de pareja, es un poco más sutil porque en general las personas tienen misiones bastante parecidas aunque sean diferentes y pueden generar verdaderos problemas a largo plazo. Imaginemos que una persona quiere llevar una vida familiar tranquila y sedentaria pero su marido aspira a tener una vida familiar viviendo en 3 países diferentes cada año. Ambos quieren una familia pero su forma de trabajar es significativamente diferente. Una diferencia así puede crear mucha tensión.

Intereses comunes

Tener intereses comunes es un extra, no los necesitas para tener una relación duradera. Con tener la misma misión y los mismos valores es suficiente. Dicho esto, tener intereses comunes es la guinda del pastel. Tenéis la oportunidad de compartir tiempo juntos en actividades que os gusten a los dos. Imagina que a los dos os encanta la escalada, podríais pasar juntos las tardes disfrutando de vuestra pasión en espacios naturales. Las pasiones añaden aceite a una relación, mantienen a raya las fricciones. Sin embargo, no bastan por sí solas en una relación, hace falta algo más profundo.

El error de poner los intereses comunes en un pedestal

Lo que suele ocurrir es que la gente sólo ve intereses comunes o, como mucho, valores comunes. Conociste a tu pareja en el mismo club de golf, en el mismo gimnasio o en el evento de aficionados al manga. Esto está bien, pero no basta con compartir sólo pasiones. Éstas son sólo una parte superficial de lo que eres. Por supuesto, si una de tus pasiones resulta ser tanto tu misión como la de tu cónyuge, eso ya es otra cosa. Por regla general, hay pocas pasiones que tengan el potencial de convertirse en una misión de vida.

Entonces, ¿cómo encontrar a tu alma gemela?

En primer lugar, tienes que saber quién eres: cuáles son tus valores y cuál es tu misión. Sin esto, irás a tientas y tomarás malas decisiones. Es mucho mejor invertir tiempo y energía en conocerte a ti mismo. Puede llevar años, pero merece la pena.

Encontrar a la persona adecuada

Hay un dicho taoísta que dice: cuando el alumno está preparado, aparece el maestro.

En el amor ocurre un poco lo mismo: si has trabajado en ti mismo, si has mejorado tu conciencia, la persona adecuada acabará apareciendo. En cierto modo, es una cuestión de tiempo, de trabajo y de paciencia. Por supuesto, en algunos casos tendrás que “provocar” el encuentro y salir de tu guarida si es el caso. Salvo raras excepciones, es decir, personas que simplemente no pueden entrar en contacto con la gente debido a su trabajo o su vida, yo diría que este dicho taoísta es cierto.

Edward

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