La única manera de detener la cadena infernal del odio es convertirse en un eslabón de amor, es decir, elevar nuestro nivel de conciencia. Para ello, debemos ser capaces de aprender a amar. Alguien que es despreciable no es digno de ser amado por definición. Sin embargo, él o ella puede ser el que más necesita ser amado. Alguien despreciable desafía a nuestro corazón: ¿Cómo podemos vibrar en la frecuencia del amor cuando las bajas energías nos asaltan? Este es un enigma que sólo nuestro corazón puede resolver, el intelecto por sí solo no podrá resolverlo. Si intentamos resolver estos problemas con nuestra sola razón, estaremos condenados al fracaso. El mal está ahí para mostrarnos que todavía tenemos un trabajo que hacer. Mientras veamos el mal, es que no vibramos lo suficientemente alto como para amar indiscriminadamente y ver la fuente divina que resuena en cada ser. Los otros son un reflejo de nuestra vida interior. Así, cuando un pensamiento oscuro cruza tu mente, dite a ti mismo que todavía necesitas purificarte para eliminar estos pensamientos oscuros de tu corazón. Es un trabajo a largo plazo donde cada uno sale con diferentes predisposiciones, especialmente por el entorno familiar en el que creció.
Cada vez que aparece la oscuridad, es necesario traer la luz a ella. La vida espiritual es como la higiene, es una rutina sin fin. Debemos trabajar todos los días para lavar las impurezas del día anterior, de lo contrario se acumularán y tendrán un efecto perjudicial en nuestras vidas. Así como te lavas los dientes todos los días, medita y reza por tu prójimo todos los días.
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