Es una palabra que puede parecer esotérica e incluso mágica: la energía es, sin embargo, lo que más nos caracteriza en nuestra dimensión íntima.
Todos hemos estudiado la energía en física, sabemos lo importante que es para el movimiento de los cuerpos o su papel en la creación de calor. Sin embargo, la energía que más nos influye es nuestro nivel vibratorio, nuestros pensamientos, las ideas que nos animan y que proyectamos.
Nos mueve una fuerza, un impulso que algunos llaman simplemente “vida”. Cada individuo se caracteriza por una energía que le lleva a conseguir un determinado resultado.
Más allá de la energía inicial que todos tenemos, están nuestros hábitos que condicionan nuestro nivel de energía en el día a día: Comer + Dormir + Ejercicio
La energía óptima se consigue manteniendo un buen equilibrio en nuestro cóctel diario de alimentación (saludable en este caso), durmiendo lo suficiente y realizando actividad física.
Más allá de la consideración fisiológica, hay una dimensión importante que tiene que ver con nuestras emociones. Nuestras emociones no son ni más ni menos que una traducción de nuestro estado energético. Cada emoción codifica un determinado nivel de energía. El dibujo explica la escala energética y su traducción en el plano emocional.
Cuando te sientes culpable, estás en niveles de energía relativamente bajos. Por el contrario, si te encuentras en un estado emocional de coraje o serenidad, estás bastante alto energéticamente y por lo tanto puedes sentirte satisfecho, tienes un buen trabajo.
La ley de la atracción se aplica directamente al nivel de energía. Una energía elevada tenderá a asociarse con elementos de la misma energía si quiere mantenerse en ese nivel. Si, por ejemplo, tener éxito en una competición importante significa estar y aportar mucha energía, habrá que estar en un estado energético elevado para conseguirlo. Los logros importantes implican un alto nivel de energía. Si se juntan dos energías diferentes, se produce un fenómeno de ósmosis (una mezcla entre baja y alta energía) que conduce a un estado de equilibrio que puede resultar insatisfactorio.
La buena energía crea una espiral positiva según el principio de la ley de la atracción. Si quieres tomar una decisión importante, es necesario que te pongas en un estado energético elevado para que crees una cadena positiva que te lleve a un resultado favorable. Por el contrario, cuando se está en un estado de baja energía, es mejor abstenerse de tomar grandes decisiones. ¿Se ha arrepentido alguna vez de las palabras pronunciadas con ira?
Aquí tienes tres consejos para ayudarte a elevar tu cuerpo energético. Puede decidir poner en práctica estas recomendaciones una tras otra si cree que es más eficaz para usted.
Según la tradición hindú, existen 3 tipos de alimentos: tamásicos, rajásicos y sáttvicos.
Todos los alimentos pueden clasificarse en una de estas categorías. La comida tamásica conduce a la indolencia, a la ignorancia, mientras que la comida rajásica aumenta el deseo y la comida sávica conduce a una mayor armonía.
Para aumentar tu nivel de energía, simplemente aumenta tu ingesta de alimentos sáttvicos y disminuye otros tipos de alimentos en la medida de lo posible. He aquí algunos ejemplos de productos según su categoría. Es usted quien debe investigar más para saber más.
Productos tamásicos: alcohol, productos fermentados
Productos rajásicos: café y chiles
Productos sátvicos: verduras y frutas frescas
Tu nivel de energía es el resultado de tus hábitos diarios. Identifica los buenos hábitos (como la meditación) e incorpóralos uno a uno para crear nuevos hábitos.
Acondiciona tu cerebro
La vida cotidiana está llena de noticias negativas que contaminan nuestra mente. El verdadero reto es alejarse lo más posible de este tipo de noticias, mientras reacondicionas tu cerebro para que vibre al unísono con pensamientos positivos. Se trata de un trabajo proactivo. Piensa en tu mente como en un jardín, si no haces nada, las malas hierbas crecerán de forma natural, mientras que si lo cuidas puedes hacer que florezcan hermosos árboles y flores.
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