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Prácticas holísticas extraviadas

Una sociedad agnóstica necesita prácticas que apoyen su individualismo ideológico. Prácticas holísticas milenarias han sido tomadas por adeptos oportunistas pero convencidos que se han propuesto deconstruirlas para sacar provecho de ellas. Echemos un vistazo a dos tendencias que tienen su origen en las prácticas holísticas y espirituales, pero que se han aislado para adaptarse al siglo XXI: el yoga y el minimalismo.

El yoga es una rama del hinduismo. Lo que comúnmente se llama yoga es en realidad la asana, mientras que el yoga designa el estado de unión con lo divino, que puede tomar varios caminos: Bhakti Yoga, Jnana Yoga, Raja Yoga, Karma Yoga, etc.

Existe una especie de apropiación cultural en el sentido de que la dimensión sagrada (y a fortiori gratuita) de una práctica ha sido secuestrada para convertirla en un objeto comercial. Afortunadamente, hay muchas asociaciones que intentan transmitir la tradición yóguica, pero siguen siendo una minoría en una nebulosa que genera constantemente nuevos productos.

El minimalismo también tiene sus raíces en Oriente, y más concretamente en el budismo zen. Se puede decir que el budismo zen no es el único que aboga por la privación, también se puede encontrar en las tradiciones filosóficas griegas (estoicismo, cinismo con Diógenes, etc.). Sin embargo, los códigos estéticos contemporáneos del minimalismo están fuertemente teñidos de Oriente, empezando por la visión japonesa de este arte de vivir. El budismo zen, aunque nació en la India, adoptó una forma muy particular cuando se afianzó en el archipiélago japonés. La idea del minimalismo está vinculada al desapego material inducido por la filosofía budista, que hace hincapié en la impermanencia de las cosas. Formaba parte de una vida monástica salpicada de ayunos, mantras, oraciones y ascetismo.
Hoy, sin embargo, el minimalismo se está convirtiendo en un fetiche: luchamos contra la cantidad de objetos para venerar su calidad, como demuestran las fotos tomadas de una colección de objetos bien contados y publicadas en las redes sociales de todo tipo.

El minimalismo es una reapropiación de una tradición lejana para llevarla como estandarte de una forma de lucha contra el capitalismo consumista. Sin embargo, observamos que se trata más bien de una desviación del consumo hacia productos mejores, casi lujosos en algunos casos. Mientras que el budismo zen es un verdadero arte de vivir, el minimalismo es una pálida copia de una forma de vida alternativa, ya que carece de sustancia. En el mejor de los casos, es una nueva emanación del consumismo, más conectado y calculado. Es un cambio del consumo sin sentido a un consumo más consciente. Aun así, el minimalismo es una filosofía que orbita en torno al consumo y no a conceptos más profundos como anitya (impermanencia), anātman (no sustancia) o duḥkha (insatisfacción o sufrimiento).

Edward

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