Categories: Excelencia personal

Nunca es demasiado tarde para ser un deportista de élite

Un atleta no es un cuerpo, es sobre todo una mente formada por el rigor y la disciplina forjados a lo largo de los años. Lo que distingue a un deportista de élite de un aficionado reside sobre todo en el corazón y la cabeza. El hábito de entrenar repetidamente con un determinado nivel de exigencia tiene el efecto de recablear nuestro cerebro. Sin embargo, esta asiduidad no es una prerrogativa de los atletas, todos podemos, en cualquier momento de nuestra vida, tomar la decisión de adquirir el espíritu del atleta y esto independientemente de nuestra condición física.

Dado que la singularidad de un campeón reside en su cabeza, conviene utilizar los mismos principios pero aplicándolos a otros ámbitos. Así, lo que hay que buscar es el gusto por la excelencia cultivado por el hábito de dar lo mejor de uno mismo. Por otro lado, el atleta tiene un gusto por el proceso. Hay que enamorarse, literalmente, del camino de la excelencia, incluso cuando parece aburrido por la repetición. La aparente rutina es sinónimo de éxito. El atleta no se lamenta de hacer repeticiones interminables, al contrario, lo disfruta porque ve más allá. Sabe que esta repetición está directamente relacionada con el resultado que quiere conseguir. Además, se alegra de las mínimas mejoras, que son un motivo de alegría para él y le dan confianza para continuar.

Tener la mentalidad del deportista significa, en primer lugar, saber qué objetivo quieres alcanzar. En segundo lugar, desglosar ese objetivo en resultados más pequeños que podríamos llamar hitos. Por último, cada hito debe ser un hábito diario que se pone en marcha. Un atleta es tan bueno como la cantidad de esfuerzo que repite cada día durante un largo periodo de tiempo. Tendemos a sobrestimar los resultados que podemos conseguir a corto plazo mientras subestimamos los que podemos conseguir a largo plazo. Por el contrario, tendemos a descuidar nuestras acciones diarias cuando éstas producen resultados fenomenales a largo plazo. Por tanto, es necesario renovar una forma de paciencia y humildad durante un largo periodo antes de que aparezcan los primeros resultados significativos. Esto explica por qué muchas personas abandonan en el camino. Es necesario cambiar la relación con el tiempo y mantener la confianza en la idea de que una acción realizada durante un largo periodo de tiempo conlleva necesariamente un resultado tangible. La clave aquí es tener la sabiduría de esperar.

No esperes más, conviértete en el atleta que siempre quisiste ser en un campo. Si decides dar lo mejor de ti mismo, hay muchas posibilidades de que te conviertas en el mejor en tu campo. Los valores clave para el éxito son la paciencia, la claridad y la fe en el proceso.

Edward

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