Si lo piensas bien, los principales errores que hemos cometido son el resultado de una falta de calidad moral, incluso si culpamos a elementos externos o a otras personas.
Reflexiona sobre tus arrepentimientos y errores pasados
Si contemplas tus errores pasados, estos son, en su mayoría, atribuibles a una falta de calidad del corazón. Por ejemplo, fallaste en un examen importante por falta de seriedad o preparación. Esta falta está vinculada a su vez a una falta de coraje en el esfuerzo o a una falta de diligencia, ambas virtudes reconocidas. Tu última relación terminó a pesar de que estabas apegado a esa persona. Esta ruptura puede tener su origen en una forma de negligencia de tu parte, que a su vez proviene de una forma de narcisismo, y por lo tanto de una falta de humildad para amar a otra persona tanto como a uno mismo. Aquí también, se trata de un defecto en las cualidades del corazón. Por supuesto, no somos perfectos y a veces tenemos que aprender de nuestros errores. El problema es que a menudo sacamos las conclusiones equivocadas de nuestros errores. Te ahorro tiempo, tus errores pasados son casi todos atribuibles a una falta de virtud, el enigma es a menudo reconocer qué virtud en cuestión te faltó.
La virtud como base para el progreso
Si partimos del principio de que todos los errores se deben a una falta de virtud, entonces es aconsejable, para evitar errores futuros, trabajar en mejorar las cualidades de nuestro corazón desde hoy. Hay varias formas de hacer esto, sin embargo, un método probado es el examen diario de nuestras acciones y motivaciones subyacentes. Para hacer esto correctamente, se requiere cierta cantidad de soledad y sinceridad en nuestro enfoque. La búsqueda de la verdad es lo que debe guiarnos, con el riesgo de repetir los mismos errores. El examen diario de nuestras intenciones no es fácil dado que nuestro ego nubla nuestra mente. Este viaje hacia la búsqueda de la verdad, por lo tanto, siempre va acompañado de una voluntad de destruir o al menos reducir nuestro ego.