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Humillate cada día un poco…


…especialmente si tienes responsabilidades

La palabra humillar viene del latín humus que significa “suelo”. Humillarse consistiría en mantener los pies en el suelo, si no al menos mantener la cabeza sobre los hombros. Cuando uno carece de humildad, se desconecta de alguna manera del mundo real, puede llegar a ser despreciable y a fortiori despreciable.

¿Por qué es tan importante ser humilde cada día?

Una respuesta simple sería decir que nos salva de las perturbaciones de la mente. En efecto, la salud mental consiste en mantener un justo equilibrio entre, por un lado, las condiciones que afectan a quienes sufren una falta de autoestima demasiado grande y, por otro, quienes se creen por encima de los demás. Para estar mentalmente sanos, necesitamos equilibrar los elogios (cuando nuestro espíritu está bajo) con actos de humildad cuando constantemente se nos da una imagen demasiado elogiosa de nosotros mismos.

Por lo tanto, lo ideal es tener una clara percepción de lo que somos, es decir, un hombre, es decir, ni un superhombre ni un subhombre.

Mantener el equilibrio correcto nos alejaría tanto de la arrogancia* – causada por un exceso de autoconfianza – como de la depresión, que tiene sus raíces en la falta de confianza en quiénes somos y en lo que podemos hacer.

Hay muchos actos de humildad. Pueden consistir en reconocer las propias faltas haciendo una disculpa abierta en público. Puede ser una oración a alguien o simplemente escuchar sin tratar de probar que tienes razón.
Por supuesto, no todos nosotros disfrutamos de los elogios diarios; a veces es todo lo contrario. Si este es el caso, debemos, por supuesto, cuidarnos, escuchar nuestras aspiraciones más profundas y tratar de realizarlas en la medida de lo posible, y finalmente no prestar atención a los comentarios maliciosos, aunque esto signifique protegernos con cierta firmeza.

*Según el Wikcionario:
Variante del híbrido. Entre los antiguos griegos, el exceso, el orgullo inaceptable de un mortal. Cualquier reclamo de insolente superioridad entre los hombres debe por lo tanto resultar en un cruel castigo por parte de los dioses inmortales.
(Por extensión) El exceso de confianza en uno mismo, que puede conducir a errores fatales.

Edward

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