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Encuentra tu epifanía

Vivimos vidas descentralizadas. A veces perdemos nuestro verdadero potencial y podemos sentirnos como un espectador indefenso de nuestras vidas que pasa corriendo. Esta sensación es a menudo sólo temporal, pero cuando ocurre, es desagradable. ¿Cómo se recupera el control de la cabina? ¿Quién vuela cuando estamos fuera? Si no te gusta el piloto automático, tienes que volver a tener el control.

El horizonte no siempre es sombrío, pero depende de ti tomar medidas para hacer este cambio. Puede que encuentres la inspiración en otra parte, pero al final, depende de ti mirar al frente; no puedes conformarte con la ventana del pasajero.

Ante tal desafío, no sabemos por dónde empezar, nos cuesta digerir nuestras decepciones, pero nos vemos obligados a seguir adelante. Se pueden escuchar conferencias, leer libros, pero no pueden sustituir un momento de epifanía que no resulte de un esfuerzo de intelectualización sino de un encuentro con lo sensible. Un enfoque directo sería dejar todo atrás y buscar otro lugar. Este torbellino será capaz de liberar una energía que nos permitirá vivir tal momento. Dicho esto, esto no siempre es cierto, y terminamos recreando al final del mundo nuestros hábitos, nuestros problemas han hecho el viaje con nosotros en nuestra cabeza. La Epifanía no es necesariamente un cambio de escenario. Es mejor que eso, es un “cambio de tapiz interior”. Ves de manera diferente, porque has sido capaz de alimentar tu corazón. Puedes provocar este encuentro interior practicando una acción desinteresada.
Las acciones generosas, realizadas con buena gracia, dilatan el corazón y por lo tanto el alma. Repetidos como desees, se convertirán en una segunda naturaleza, te elevarás espiritualmente, lo que favorece la aparición de una epifanía.

Imagina la epifanía como los copos de nieve que caen repentinamente en una tarde de invierno en un país mediterráneo. Sabes que existe, pero nunca lo has tocado con los dedos. Las acciones de benevolencia son como dejar tu casa. Si te quedas en casa, nunca podrás tocarlo, así que tienes que intentarlo y la suerte te sonreirá porque te has tomado la molestia.

No tiene sentido vengarse de los demás, culpar a tus padres de tus malos tratos o a tu vecino si no puedes encontrar la paz. La paz debe buscarse en lo profundo de uno mismo, es un trabajo dentro de uno mismo, nadie podrá hacerlo por ti. Si es sincero en su enfoque, podrá llegar antes de lo que esperaba.

El viento puede sacudir tu cabello, pero depende de ti no girar la cabeza y mantener los ojos fijos en el amor que puedes dar.

Tu mente funciona como un rayo de luz, cuanto más la enfocas en una dirección, más tienes la habilidad de penetrar en la esencia de las cosas, haz buen uso de ella decidiendo en qué dirección quieres dirigir tu mente.

Edward

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