Hay muchos momentos en la vida en los que uno se siente perdido, como desorientado. Te gustaría ir en una dirección, pero el resultado parece incierto, así que sopesas los pros y los contras de todas las posibilidades disponibles. Finalmente, podemos encontrarnos dando vueltas durante semanas o meses, simplemente porque no podemos tomar una decisión. Esta actitud es bastante normal, ya que hemos sido educados para optimizar nuestros resultados y minimizar los riesgos que corremos. Este estado de ánimo es válido en la mayoría de los casos, excepto cuando la incertidumbre es mayor y paraliza nuestra capacidad de elección. Además, esta aparente optimización hace que desaparezca un importante valor del progreso: la serendipia.

En estos momentos de duda, debemos saber cambiar nuestro software mental. En lugar de buscar la ganancia, debemos tratar de optimizar la experiencia y las lecciones que podemos aprender de ella, sabiendo que nuestras posibilidades de éxito son muy escasas. En esencia, tenemos que aprender a caernos a menudo, lo que a su vez mejora nuestra capacidad para volver a levantarnos.
Así, asumiendo que la mayoría de nuestros miedos se basan en un mayor o menor grado de ignorancia, para aumentar nuestro conocimiento sobre un tema que nos asusta, debemos enfrentarlo o abordarlo deliberadamente.
La sensación de miedo que uno siente, por ejemplo, ante un trabajo que considera difícil debería ser, de hecho, la principal razón para abordarlo. Al enfrentarnos a una tarea difícil desmitificamos sus dificultades, lo que nos hace más seguros y competentes.

Por supuesto, es aconsejable ir paso a paso y enfrentarse a tareas o situaciones cada vez más desalentadoras, ya que de lo contrario te sentirás totalmente abrumado y te refugiarás en tu caparazón para siempre.

Así que el miedo es tu brújula, la que te muestra el camino hacia un yo mejor, más realizado y confiado. Lo bueno del miedo es que, tengas la edad que tengas y estés donde estés, siempre hay algo que temer, por lo que el camino de la superación personal es casi ilimitado.

Edward

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