En su obra “Weekend Effect”, Katrina Onstad remarca la importancia de cuidar de nuestros fines de semana, porqué y cómo.

El libro expone la conclusión de la interminable intrusión del trabajo en todos los momentos libres de nuestra vida. La frontera entre el trabajo y la vida personal no suele estar bien establecida. Para luchar contra este fenómeno, el autor propone 3 claves:

  1. Tomar consciencia de la expansión del tiempo

Según la ley de Parkinson, cuanto más tiempo tenemos para realizar una tarea, más tiempo nos conllevará. De esta manera, para optimizar nuestro tiempo, hace falta determinar una duración precisa para el cumplimiento de una tarea. Las personas demasiado ocupadas, al fin y al cabo no son personas que gestionen mal su tiempo. La disponibilidad del fin de semana implica una mejor organización de nuestro trabajo semanal.

  1. Atribuir valor a nuestros fines de semana dando nuestro tiempo

La semana de trabajo es principalmente articulada según un modelo cuantificado de tiempo (véase el punto precedente). Por otra parte, no es sano tener un reporte únicamente calculador del tiempo, ya que puede contribuir con nuestra insatisfacción e incluso con nuestra infelicidad. En efecto, una gran parte de lo que somos es atemporal y es bueno que lo tengamos en cuenta. Para evitar estos problemas, es importante tener una relación desinteresada al tiempo especialmente los findes. Dedicarnos a nuestra familia, obras caritativas, ya que nos traerá alegría simple.

  1. Búsqueda de la belleza

Dedicarnos los fines de semana a la búsqueda de lo bello, ya que buscándolo, podremos desarrollarlo en nuestra persona. Lo bello se encuentra en todas partes donde vale la pena buscar y no únicamente en los museos y en los libros. Haced de la belleza un elemento importante de vuestros fines de semana. Asimismo, ganaréis en serenidad y creatividad a lo largo de vuestra semana de trabajo.

Citación de la autora:

“Sabemos que nuestros cuerpos sufren de exceso de trabajo y de falta de tiempo de ocio: ansiedad, problemas psicológicos. No estamos concebidos para trabajar más de 40 horas por semana. Nuestros sistemas estás exhaustos y la calidad de nuestro trabajo se resiente. A partir de 50 horas, se derriban y consumen.”

Edward

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