Tendemos a sobrestimar los resultados que podemos obtener a corto plazo y a subestimar los que podemos conseguir a largo plazo.
La perfección no es un fin en sí mismo, sino un objetivo al que aspirar para mejorar.
Si haces algo todos los días durante mucho tiempo, se convertirá en algo natural y formará parte de ti. La repetición crea nuevas vías neuronales que, una vez consolidadas, hacen que la información fluya rápidamente. El objetivo de los hábitos es recablear el cerebro. Por eso lleva tiempo, pero después de un tiempo puedes conseguir una mejora exponencial de tus resultados o progresar por etapas.
El cerebro es la sede de nuestro mundo. Es a través del cerebro como creamos la representación de nuestro entorno. Todo lo que percibimos es filtrado por nuestro cerebro. Por eso, por ejemplo, dos personas distintas interpretarán de manera diferente un mismo acontecimiento.
En nuestra vida cotidiana oscilamos entre distintas emociones que forman un espectro. Sin embargo, hay una emoción que nos domina y que corresponde a la emoción media de este espectro. Los hábitos que tenemos, así como otros factores, condicionan esta emoción dominante.
Cada emoción está asociada a un nivel de conciencia en el sentido de que es un síntoma de algo más profundo. Así, una persona que vive envidiosa la mayor parte del tiempo percibirá el mundo de forma decepcionante. Otra persona que vive con ira verá el mundo con hostilidad. Por el contrario, alguien que vive enamorado percibirá el mundo de forma beneficiosa. Huelga decir que la capacidad de crear (o producir) y la calidad de esa creación serán muy diferentes en función de nuestro nivel de conciencia.
Producir está condicionado por un trabajo íntimo, el trabajo de nuestras cualidades (/virtudes) humanas. Si no hemos resuelto los resentimientos y frustraciones que llevamos dentro, todas las creaciones que podamos hacer estarán teñidas de esas emociones. Como suele decirse: no hay evolución sin involución ni creación digna de tal nombre sin metamorfosis o elevación interior.
Una casa necesita unos buenos cimientos para construirse correctamente y lo mismo ocurre con la vida que llevamos. Si te dan 5 horas para cortar un árbol, dedica 4 a afilar la sierra.
Si consigues tener la disciplina durante 5 años para enfrentarte a ti mismo con un rigor significativo en todos los ámbitos de la vida, tendrás la oportunidad de transformar la trayectoria de tu vida para siempre. ¿Por qué 5 años? Simplemente porque dividirá estos cinco años en 5 temas correspondientes a su vida:
– valor (corazón) / trabajo: desarrolla tu voluntad y nobleza de corazón (moralidad) mediante el hábito del trabajo duro
– intelecto: conviértete en alguien curioso: mejora tu espíritu crítico leyendo en particular
– relacional: mejora tu conocimiento de la naturaleza humana a través de viajes y actividades sociales
– vocacional: encuentra el trabajo que te conviene basándote en tus experiencias (pasas un año explorando todas las competencias que te puede interesar desarrollar y las profundizas si es necesario)
– lo espiritual: pasas este año profundizando en tu dimensión espiritual
Cada una de estas dimensiones debe traducirse en una serie de hábitos concretos (por ejemplo, leer, hacer ejercicio, meditar, etc.). Una vez sentadas estas bases, podrás crecer como un árbol majestuoso.
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