Un ingrediente fundamental de la felicidad, y que incluso puede valer por sí mismo, sería el progreso, real o supuesto, es decir, la sensación de que mejoramos en alguna de las dimensiones de nuestra existencia. El hecho de sentir una mejora nos da confianza y nos hace mirar positivamente al futuro. Sin avances, es difícil ser optimista. Hay muchas posibilidades…
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